sábado, 27 de marzo de 2010

La contemplación en Koyaanisqatsi

El flujo de entramados extraídos de la vida moderna ha ido derrotando poco a poco un aspecto que para nuestros antepasados era fundamental, la contemplación. Es por eso que hoy al ponerme al tanto con una película muy mencionada en mi entorno, pero que por mucho tiempo evite ver (ya saben, la intuición Junguiana), pude comprobar que a pesar de su profundo mensaje y de la belleza de sus tomas, en gran parte de su desarrollo me sentí bastante agotado y porque no decirlo, desesperado. Atribuyo parte de esto al hecho mismo de su naturaleza, es decir, al fastidio que produce ver lo efímero de la existencia frente a nuestros ojos, lo rápido que transcurren los ciclos y lo pequeño de nuestra vida frente a la de la naturaleza. Porque si algo es bien logrado en este film de Godfrey Reggio es la esencia de la vida, su absurdez y su enorme valor. Es decir, los dos opuestos de equilibrio ya mencionados por el taoísmo y reivindicados años después por el Psicoanalista Carl G Jung.

Sin embargo, otra parte de mi desespero frente a la pantalla esta mediado por un fenómeno establecido por la sociedad y es la apatía a la contemplación, pues en un mundo donde todo el tiempo ocurren cosas, situaciones humanas, se desvirtúa el gozo de ver solo por el placer que esto le produce a los sentidos, la belleza por su belleza, como ocurre por ejemplo con la pintura (aunque en esta por supuesto se puede ir mas allá de este acto estético) Por eso ahora que soy consciente de esto, debo dedicar más tiempo a invertir en mis sentidos, en contemplar al mundo y sus maravillas; aspecto dejado de lado pues nos hemos habituado a ver todos los días lo mismo, lo que nos obliga a buscar diferentes cosas o lugares, que personas foráneas disfrutan más que otros. Es como si solo el que viene de otros lugares pudiera valorar lo que tenemos, como un intercambio de impresiones y gustos, en fin a invertir más en nuestro goce propio y menos en lo impuesto por otros.

Rayos, no hablé mucho de la película, quizás en una próxima ocasión.

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