lunes, 28 de noviembre de 2011

¿No Mas/Turbation?


Manporno, el controversial héroe y líder de la banda de rock erótico Masto vuelve a ser noticia por fuera de los escenarios. Según fuentes confiables, el baterista y cantante de cuarenta y seis años ingresó al hospital de Carolina del Norte treinta minutos después de que un llamado de emergencia al 911 fuera realizado desde el apartamento que el músico había alquilado una semana atrás a su llegada a Norteamérica. De comprobarse este nuevo internamiento por sobredosis de heroína, sería la tercera vez en este año que el compositor de canciones como "Pedofilia" y "Masturbation" visita la clínica tras confusos episodios.

Con esto parece que queda una vez más frustrada la esperanza de muchos fans, que esperaban fueran ciertos los rumores, sobre la posible reunión de la banda tras seis años de separación. Sin embargo, algunos sitios de rock erótico en la red desmienten esta versión de los hechos, citan parte de la entrevista supuestamente realizada a Douglas Smith, médico interno del Hospital de Carolina del Norte, en esta entrevista Smith asegura que nunca se realizó una llamada al 911, que Manporno habría asistido voluntariamente a la clínica para algunos chequeos y que luego de conversar con los médicos decidió quedarse una noche en observación por algunos dolores de cabeza que había tenido en los últimos días. Asegura Smith que Manporno entró completamente consciente y que incluso hizo algunas de sus desfachatadas bromas a las enfermeras que lo atendieron. Será cuestión de tiempo saber si esta particular y casi desconocida banda Centroamericana nos volverá a deleitar con sus sonidos estridentes y letras desvergonzadas. 

Lo cierto es que el "New América", tercer álbum solista de Manporno, perteneciente a su proyecto "5 Continentes, 1 Hombre" ya no saldrá para este año, sufriendo así un nuevo retraso. La preocupación de los fans no puede ser menor, de un tiempo para acá las presentaciones de Manporno en público han ido en retroceso y los demás integrantes del mítico Masto han manifestado en varios ocasiones públicamente su preocupación por los altibajos sufridos por el cantante mexicano, a tal punto de generarse rumores que ilusionaban con una nueva gira de Masto para animar al baterista, quien según algunos no logra reponerse de la ruptura definitiva que sufrió el grupo en el 2005.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tric trac tric trac tric trac





Tric trac tric trac tric trac

Tiric tarac tiric tarac tiric tarac

Tirij taraj tirij taraj tirij taraj

Trij traj trij traj trij traj

Turij turaj turij turaj turij turaj

Turrig turrag turrig turrag turrig turrag

Durrig durrag durrig durrag durrig durrag

Drig drag drig drag drig drag

Druig druag druig druag druig druag

Druigue druague druigue druague druigue druague

Druique druaque druique druaque druique druaque

Ruique ruaque ruique ruaque ruique ruaque



Ruic ruac ruic ruac ruic ruac

Ric rac ric rac ric rac

Eric erac eric erac eric erac

Eruic eruac eruic eruac eruic eruac

Uruic uruac uruic uruac uruic uruac

Urouic urouac urouic urouac urouic urouac

Vrouic vrouac vrouic vrouac vrouic vrouac

Prouic prouac prouic prouac prouic prouac

Prowic prowac prowic prowac prowic prowac

Pirowic pirowac pirowic pirowac pirowic pirowac

Piruwic piruwac piruwic piruwac piruwic piruwac

Pirwuic pirwac pirwic pirwac pirwic pirwac

Pruic pruac pruic pruac pruic pruac

Pric prac pric prac pric prac

Puric purac puric purac puric purac

Purric purrac purric purrac purric purrac

Puwric puwrac puwric puwrac puwric puwrac

Fuwric fuwrac fuwric fuwrac fuwric fuwrac

Furic furac furic furac furic furac

Fric frac fric frac fric frac

Fruic fruac fruic fruac fruic fruac

Furuic Furuac furuic furuac furuic furuac

Duruic duruac duruic duruac duruic duruac

Druic druac druic druac druic druac

Truic truac truic truac truic truac

Turuic turuac turuic turuac turuic turuac

Turic turac turic turac turic turac

Tric trac tric trac tric trac

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Hesse y los refugios de acuarela


No sabía que Hesse pintaba. Me enteré hace poco mientras leía su biografía. Parece que empezó a pintar como terapia, me atrevo a decir que por sugerencia de Jung, con quien se analizó por un breve periodo (luego mantendrían una comunicación epistolar). Pero Hesse encontró en sus paisajes algo mas allá que una terapéutica del yo; encontró una puerta que lo acercó a dimensiones que se le escapaban en las palabras. Tras la primera pincelada, que la dio rondando los cuarenta años, no paró más hasta el final de sus días.

Debo reconocer que no me sorprendió su trabajo como pintor, cosa que si me ocurre con sus libros, pero esto no les quita su inmenso valor estético, ya sabemos, en cuestiones de arte…

Pero hay algo particular, una huella única que se vislumbra, al menos a mi juicio, en todo lo referente al autor. Eso que si me movió profundamente fue el tema de sus acuarelas, casi todas sus pinturas involucran dos elementos de forma inseparable, las casas y los prados; me atrevería a decir que en su trabajo pictórico en realidad el tema, predominante, que se muestra, obsesivamente son los refugios. Las casas, que todo lo dividen y que nos recuerdan constantemente nuestra irresoluble separación de lo natural. Pero por otro lado los arbustos, las praderas que ocultan la casa y por ende a sus habitantes de los demás, de los otros. Separación e unión, intentos desesperados de Hesse por reconciliarse consigo mismo y con la naturaleza a la que fue obligado a renunciar. Un interesante entramado nos teje este escritor Suizo en sus pinturas, al que yo agregaría un tercer refugio, el acto de pintar en si.

Descubrimos así, una nueva faceta de Hesse, el de prófugo, lo que queda por resolver, es ¿de que se escondía incesantemente el escritor?

Link de galería virtual Hesse: http://www.hermann-hesse.de/es/node/829

jueves, 8 de septiembre de 2011

Por qué no lavé los platos

Si usted no vive conmigo y lee esta entrada, tal vez no entienda la razón por la que escribo esto, pero no se preocupe, que más adelante explicaré el motivo. Pero le advierto que puede que se arrepienta de saber algo tan absurdamente aburrido como lo que sigue en breves líneas. Así son las cosas, ¿sabe?, tómelo o déjelo, por ahora no me importa mucho...

Ahora, si usted vive conmigo y está leyendo esto, podré suponer que lo hace guiado por la nota. Si no leyó la nota o no supo nunca de su existencia, tal vez se deba a que revisa regularmente este blog y se encontró con esta entrada, que lo dejará intrigado o al menos inquieto acerca del motivo que me movió a redactar esto, aunque por otro lado usted podría suponer qué rayos pasó por mi cabeza para llegar a este punto de las cosas. Pienso que la última posibilidad que planteo amenaza con ser aparatosa y poco probable, así que me aventuraré a pensar que sí leyó la nota, y a explicar, simplemente, qué pasa.

Es por nosotros sabido que en la casa hay ciertos quehaceres diarios de los que nos debemos encargar. Y aunque sobre decirlo, lavar los platos no es una excepción. Sabemos que la idea es no dejar platos sucios para el otro día, que es mejor comenzar la mañana con el fregadero limpio. Y sabemos que para que pase esto, tenemos dos opciones: o comer afuera siempre y usar cubiertos desechables todo el día, o lavar los platos en el acto. Y a pesar de que no tenemos ningún tipo de reglas para determinar quién se encarga de los platos cada vez, pienso y siento que ahora (o en ese momento) debía ser mi turno y que me correspondía lavarlos. Pero no lo hice. Lo lamento mucho, ofrezco disculpas, pero no lo hice. Estaba cansado, me dolía la espalda, veía el fregadero con los platos ahí, y no habían muchos pero igual ahí estaban, esperando ser lavados por mí. Sí, eso es, me estaban esperando y eso me desesperaba un poco. Y yo iba a lavarlos de todos modos, lo aseguro, iba a lavarlos. Pero no pude. O sí pude, qué carajos, pude haber sacado tiempo, estirar un poco la espalda, pero no quise, lo confieso. O incluso no es que no haya querido, sino que al ver la escena en la cocina, pasaron dos cosas:

  1. Me perdí en el tiempo por culpa del internet o más bien por mi descontrolado uso de internet y luego ya era muy tarde en la madrugada y el sueño me invadió.
  2. Quise hacer el mal chiste de escribir esta entrada, de hacer que, por los méritos de la curiosidad, consultaran el blog.

Probablemente cuando me vean me dirán que en vez de perder el tiempo escribiendo esto pude lavar los platos, que esto es una tremenda tontería, probablemente se rían un poco, o se rían mucho, o no se rían nada y tampoco me digan nada porque tal vez lo que hice no les interese en lo más mínimo. Probablemente la primera persona que haya visto la nota la bote a la basura y lave los platos antes que yo, haciendo que todo el sentido de la nota se pierda. O probablemente lo que se pierda sea la nota y por eso nadie la lea. Probablemente no pase nada, los platos los lave yo y nadie se entere de que hubo una nota. No sé. Y puede que no importe demasiado.

Al menos me reí un rato al hacer la nota y pensar en la idea de redactar esto, y en imaginar qué dirían de esto tanto los que viven como los que no viven conmigo (o debiera decir conviven, o convivimos... es difícil hallar la expresión adecuada, lo siento). Ya con eso mi pequeño esfuerzo valió la pena. Espero.

Ahí está, me reí otra vez.


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Ah, bueno, tal vez podría agregar una tercera cosa:

  • Se me ocurrió que armar este minúsculo rollo (o ejercicio, o juego, o manejo extraño del tiempo) me serviría para volver a escribir en el blog, y celebrar con ello el derecho a la escritura al servicio de nada, sin objetivos aparentes, sin temor de que quien me lea piense y digas cosas que no querría que piensen o digan de mí. El riesgo existe, escriba o no, y es bueno saber que cada vez eso me importa menos.

Si quiere saber más sobre este rollo pregúnteme personalmente o escríbame a fozzo444@hotmail.com,

martes, 22 de marzo de 2011

Un viejo recuerdo

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Siempre quise conocer a Ana, tomábamos el mismo bus para ir al colegio y sin embargo poco sabia de ella: Vivía en el barrio de enfrente, pero parecía no salir mucho y menos frecuentar la gente del barrio. Pero con frecuencia la veía pasar por enfrente de mi casa, aun en uniforme, con sus amigas.
El punto de inflexión estaba por allí, planeé todo tipo de artimañas para ganarme el cariño de quienes días atrás eran mi objeto de burla entre clases. El salón de once dos, grado al que pertenecían, estaba a tres puertas del mío, así que me era fácil convertir el tiempo que tenia para sabotearlas, en tiempo para darles pequeños chocolates y sacarles enormes sonrisas. Todo parecía andar bien hasta que una tarde Ana se acercó a mí. Me miró fijamente, y sin dejarme salir de la ilusión volteó mi cara de una cachetada que aun hoy me acaricia el rostro.
-Creí que eras más hombrecito, esas fueron las primeras palabras que Ana me dirigió en su vida. A pesar de la vergüenza pública y el dolor, quedé contento, pues sus palabras nos asociaban en el pasado; Ana sabía desde antes que yo existía.
Poco tiempo después supe el motivo de su ataque, Ana se enteró que yo estaba “coqueteando” con varias de sus amigas hasta el punto de llevarles chocolates, y ella en su sentido de amistad, “intuyó” como más tarde me lo explicaría que yo era un perro desesperado en busca de presas vulnerables.
 A pesar de todo lo que esa primera, y por fortuna, única cachetada abriría entre Ana y yo, nunca pude olvidar esa primera imagen durante los trayectos al colegio: Ana de espaldas, sentada un par de asientos delante mío (me las arreglaba para que siempre fuera así), con su cabello claro aun húmedo, sus zapatos sin amarrar, sus lentes police y sus  enormes audífonos. Creo que siempre se me antojo en las nubes, perdida en sus corcheas, en alguna parte de su galaxia. Eso me enamoró de Ana.
Resuelto a aclarar la situación y dejando de un lado mis opiniones sobre las cartas me senté y escribí la primera de muchas que le escribiría. Ya poco recuerdo lo que le dije, pero jamás olvidaré el primer párrafo:
Ana, esos bellos ojos verdes que tantas veces he intentado dibujar empiezan a apestar sin mí.
Esa ridícula frase, la llevo a hablarme al poco tiempo.
Ana y yo estuvimos saliendo juntos casi todo su ultimo año en el Tolimense,  aunque nos encargamos de que pocos lo supieran.
Creo que lo que más nos unió fue el amor por la música, el sonido repetitivo de los acordes de  stratovarius y las tardes de cine y  Pizza en su apartamento.
Después de graduarse, Ana viajó a Estados Unidos para continuar sus estudios, esta vez cerca de su padre. Poco tiempo después de su partida compre mi primer mp3s, y mi primer juego de audífonos de calidad; nunca más abandoné mi casa sin tener música. No tuve esa misma suerte con Ana, nuestra comunicación se fue destiñendo con  el paso de los meses hasta que finalmente desapareció.
Aun hoy en día, cuando veo una mujer con lentes oscuros y enormes audífonos mi primer recuerdo es el de Ana.


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sábado, 5 de marzo de 2011

Lluvia en el corazón (...)

Hoy es día de lluvia. No lo dicen las noticias ni el periódico, las nubes no se muestran grises y hay sol de verano y la gente no lleva paraguas y camina feliz por los parques, con sus gafas oscuras y su sonrisa festiva. Pero llueve. Llueve en mi corazón, llueve en mi alma, llueve en mi mente. Llueve y llueve sin parar. Llueve sin que lo anuncien las noticias, sin que lo sospechen las nubes, sin que se enteren de ella los alegres veraneantes. Pero llueve. Llueve dentro de mí, llueve sin agua, sin viento de lluvia, sin frío de lluvia. Pero llueve. Llueve sin importar que nadie lo sepa, llueve sin importar que se inunde poco a poco mi ser, llueve sin poder saber nada de esta lluvia, lluvia que no moja, pero que duele. Porque no se sabe el porqué de esta lluvia, ni el cómo de esta lluvia, ni el cuándo ni el cuánto. Sólo se sabe que llueve. Y que duele. Por eso hoy es día de lluvia.

Porque llueve.















- ¿Ya se fue?


- Espere…


- Uhmmm…


- Un momento, espere, espere…


- ¿Ya?

-Un poco más, un poco… parece que ya.

- Uff… viejo, pero qué texto tan espantoso.

- Cómo, ¿Le parece?

- Claro viejo, es muy malo. ¿O es que a usted…?


- ¡Hombre, lógico que también, es un texto horrible, malísimo! Carajo, no me crea tan idiota.


- Está bien, no se enoje… pero sí, que vaina tan mala.


- Sí, muy mala, pero mucho muy mala.


- De las peores cosas que le hemos visto hasta ahora, ¿No?


- De verdad que sí. No recuerdo algo tan malo…


- ¿Será que tantos meses de ausencia le hicieron daño? Porque permítame decir que esto es un fiasco, un gran fiasco…


- Sí, ¡Carajo de los carajos! menudo… menudo fiasco, sí…


- Sí, ¡Es un Fiasco fiascoso! Desde el título ya veía venir la catástrofe. Parece el título de una pésima balada, de ésas que rotan en las radios muchas veces para ver si pega, y cuya letra es tan estúpida que la gente termina por aprenderla sin que tenga la menor intención de memorizarla... Y luego esa caravana de lugares comunes, puestos ahí no más, como sin ganas ni ánimo, como calcando una formulita, ¿No? De verdad que provoca luego darle una patada en las manos por haber cometido eso, carajo.


- Sí, sí, no puedo estar más de acuerdo, sí…


- ¿Y qué me dice de la palabra llueve? ¿Sabe cuántas veces la repite? ¡Dieciséis veces! ¡Parece una lluvia de llueves, solo que no mojan, molestan! ¿Acaso no se dio cuenta de lo molesto que es repetir una palabra porque sí, sin una intención clara? Porque no nos engañemos, intención no había. Y si en algún momento la hubo, que backspace me borre si no es cierto, pero no lo logró, ¡Vaya que no lo logró!


- Sí, sí, que desastre, de verdad que sí. Ahora bien…


- “Sí, sí, qué desastre”, “sí, sí, qué malo”, “sí, sí, qué fiasco”, “sí, sí, sí”… ¿Se puede saber qué carajayes pasa?


- ¿Carajayes? Pero si no pasa nada… no entiendo de qué…


- No finja, no sea falso, sí pasa algo y quiero saber qué es.


- Que no pasa nada.


- Que sí.


- Hombre, que no pasa nada, tan solo déjeme…


- ¡Déjese más bien de pendejadas! Desde que comencé a hacer mi crítica abiertamente destructiva acerca de ese trozo de basura que aquel dejó por aquí como si fueran las porquerías que un perro callejero dejó en mitad de un andén, usted no ha dejado de mostrarse condescendiente para con lo que he dicho. Es muy irritante: primero este criminal con su lluvia de llueves y ahora usted con su lluvia de sís, como si se estuviera casando a las carreras, como queriendo salir del paso. Y eso, mi querido compañero, es algo muy molesto y que me tiene muy cabreado. Por eso pregunto, ¿Qué carajayes pasa?


- Pasa que por andar jodiendo con insultos baratos hacia un texto evidentemente malo, no me ha dado un momento para decirle…


- ¿Decirme qué?


- Que no se ha dado cuenta.


- ¿Dado cuenta de qué?


- De que ese texto fue escrito así a propósito.


- ¿Ah, sí? ¿Y se puede saber, Don Deductor Agudo de Misterios, cómo llegó a tan sagaz conclusión?


- No sé, hombre, no sé, pero…


- ¿Cómo así que no sabe? ¿Cuál es su rollo al fin y al cabo? ¿Cuál es su joderencia, ah?


- Pues carajo, insisto en que no se cómo me di cuenta, sencillamente me di cuenta y ya. Sólo cálmese y piense un momento. Analice los textos anteriores y fíjese luego en el último. No es que los otros fueran una mina de excelencias letrísticas, y puede que también fueran textos malos, no sé, pero este último fue demasiado malo como para que aquel no se diera cuenta de ello. Es más, el estilo es diferente a lo que ya le conocíamos… ¿Será que un día despertó diciendo: caramba, hoy me siento cursi y voy a escribir algo cursi para que todos vean lo cursi que me volví en todo el tiempo que no escribí entradas...? ¡No lo creo! Dese cuenta no más, el título vomitivo, los lugares fieramente comunes, la sensiblería pastosa, la repetición aparentemente ingenua y sin sentido de una palabra que fastidia al ojo y al oído si se repite más de cinco veces en tan pocas líneas y sin justificación… detalles que me parecieron, digamos, sospechosos. Y luego, al final, la clave.


- ¿La clave?


- Sí, la clave. O al menos siento que hay algo ahí, como una especie de guiño, cuando pone “Por eso hoy es día de lluvia”. Espacio. “Porque llueve”.


- Pues se trata de una horrible redundancia. ¿Qué clave puede haber?


- Muy simple. Si todo lo anterior parecía sospechoso, esto lo fue aún más. No es que lo esté sobreestimando, pero de verdad no creo que él sea tan bobotazo que no se dé cuenta de la redundancia tan obvia de esa última parte. Hoy es día de lluvia porque llueve. Es tan redundante y tan estúpida que destaca sobre el resto. Si con el texto en sí podría haberse filtrado un charquillo mínimo de duda, que diera la igualmente pequeña posibilidad de pensar que en efecto se le fueron las luces a este infeliz come bytes, con la frase final toda duda se destruye: Todo fue a propósito. Hay una intención tácita, enmascarada, enterrada allí, con una señal en la superficie que insinúa su presencia. ¿Qué querrá él al haber escrito algo así adrede? No sé, pero esto no me gusta.


- Para serle sincero, a mí tampoco. Esto se pone tenebroso. Quizá se trate de un pomplot--


- Complot, se escribe complot…


- ¡No!, pomplot, porque es más retorcido que un complot… es una trampa y quiere que caigamos en ella, porque es… ¡Un extraterrestre de tiempos de la Segunda Guerra Mundial que quiere abducirnos y escudriñar nuestros cuerpos para imitar nuestras figuras y pasar desapercibido y engañarlos a todos para invadirnos y convertirnos en esclavos que bailen mambo por todo el universo hasta el fin de nuestros tiempos!


- Ja, ja, ja… muy gracioso. Aparte del obvio y forzado sarcasmo, sabes bien que sería imposible. No tenemos exactamente lo que podría llamarse cuerpo, es decir… bueno, no importa ahora. No creo que haya nada de tenebroso o de siniestro con todo este rollo, pero sin embargo sigue sin gustarme. Me pone intranquilo…


- Bah, tonterías… suponiendo que aquel haya escrito ese trasto a propósito y con una firme intención, estoy seguro de que debe ser cualquier nimiedad, un ejercicio sin importancia, como los que a él le gustan. Es más, me inclino más por creer que en verdad se le fueron las luces. Digo, algún día tenía que pasar…


En eso te equivocas, remedo de ser.



- ¡¡!!


- ¡¡!!

- Mierda, nos estuvo observando todo el tiempo… ¡Horror! ¡Estamos perdidos! ¿Qué haremos, qué haremos?


Ya deja el sarcasmo, nunca te sale bien. Es obvio que escribí esa porquería de texto a propósito. Es más, me reía de lo estúpido que me iba saliendo. Y cuando lo iba terminando, se me ocurrió que podría dejarlo a la vista de ustedes. Sabía que en algún momento esperarían a que “me fuera” para comenzar a abalanzarse sobre él y destrozarlo como si fuera papel regalo, en especial tú. En ocasiones son tan predecibles…


- Hey, ¿Desde cuándo tanto tuteo? Que yo recuerde no le he dado confianza para ello…


- Carajo, ¡Cállese! no empeore más las cosas…



Pues puedo tutearlos cuando yo quiera; además eso no importa ahora. La cuestión es que hice el texto de esa forma para observar sus reacciones, cómo se desarrollaba su diálogo, qué direcciones tomaba, que forma iba tomando por el camino. Como una especie de experimento, podría decir. Y de alguna forma las cosas salieron como yo esperaba.



- ¿Y qué conclusión saca de todo esto?



Pues que nos hace falta movernos más. A todos. Por ejemplo, mi texto y el título de la entrada, con sus lugares comunes y todo, fueron una invitación a la crítica despiadada, al comentario cínico y desprovisto de buenas intenciones. Mi texto fue creado para ser demolido con saña, con sevicia. O al menos esperaba algún despliegue de ingenio, de exquisita ironía, de chiste fino y lleno de picardía. De algún modo esperaba algo de ustedes. Pero en lugar de eso me encuentro con unos comentarios fofos de tu parte y un diálogo desenvuelto en una forma muy corriente, con varios lugares comunes repartidos entre frases y formas de hablar (como una mezcla entre tono de traducción de algún texto gringo y otro británico, no sé si me entienden); sí, está bien, fue bueno que pudieras descubrir que había algo escondido, lo valoro. Pero con ese giro esperaba más juego de ustedes. No sé, estoy algo decepcionado.


- Pero hombre, usted sabe muy bien que todo este juego entre los tres no es nada original. No más mire a Nothomb, a Mahfuz… usted no está inventando nada nuevo, al menos en cuanto a estructuras de diálogos, y es muy probable que tampoco pueda agregar algo nuevo a la sopa. Y así es muy difícil que podamos hacer algo bueno a la primera…



- En eso él tiene razón… esta dinámica ya se habrá hecho en otra parte, ¿No?


- Claro que tengo razón, siempre la tengo… ahh, sólo somos un trío de lugarones comunotes…


Uhmmm… lugarones… suena divertido…


- Sí, pero no lo es, señor, a la larga no lo es…


Ejem... Bueno, volviendo al tema, sé que es posible que alguien, o un puñado de alguienes, ya hayan desarrollado algo similar, e incluso les haya salido mejor. Sé que sería un error decir que estoy intentando algo experimental, no sólo por lo que acabo de plantear, sino porque en últimas no estoy siguiendo un método (al menos no en el sentido estricto de la palabra), ni tengo una hipótesis y objetivos claros, ni trato de demostrar nada, aunque si deba admitir que hay algo de ensayo y error en el proceso. Sé que no puedo esperar que todo lo que hagamos esté libre de lugares comunes (es más, puede que todo este párrafo sea un lugar común, qué le vamos a hacer), porque en medio del aprendizaje debo enfrentarlos varias veces, porque son inevitables y hasta necesarios, porque quizá el truco o la gracia sea conocer cómo pueden ayudar a hacer comprensible y claro el texto, permitiendo que entren un poco al texto pero sin dejar que lo dominen y lo acaben convirtiendo en un pedazo de basura como el que está al principio de este enredo…


- Pues yo no veo esto como un enredo…


Pero yo sí. A veces debo esforzarme para no perderme, suele ocurrirme mucho. Lo que quería decir con todo esto es que si sigo con esas ideas nunca vamos a llegar a ninguna parte, y lo único que va a ocurrir es que nos quedemos varados varios meses en silencio, temiendo una inoportuna lluvia de lugares comunes en toda esta sequía.


- O sea que todo esto fue una especie de danza de la lluvia de lugares comunes…


No, ninguna danza y ninguna lluvia hubo aquí. De pronto una llovizna, un vientecillo húmedo de lugares comunes, o al menos eso espero, al menos eso prefiero creer… en fin, nada que no pueda manejarse. Sencillamente toca seguir jugando, a ver si entre juego y juego nos quitamos un poco el óxido y llegamos a algo interesante ¿No creen?


- Pues si usted lo dice, míster “Llueve en mi corazón, llueve en mi alma, llueve en mi mente”… Bah, para que me resisto, si se que tarde o temprano terminaría dándole la razón…


- Por aquello de que nosotros y él…


- Sí, por eso… pero Shhh… no lo mencione de a mucho. El solo hacerlo es incurrir en un lugar común, ¡Ojo!


Ahh, deje ya la bobada… por algo acabo de plantear que es una pérdida de tiempo temerle tanto a eso…


- Sí, pero yo solo decía… no me crean tan malintencionado tampoco… sólo quería poner un poco de desenfadamiento…


- Pues como con usted a veces las cosas son así, ya ni sabemos qué pensar de lo que dice…


- ¿Y ahora qué, se pusieron en mi contra? ¿El mundo vs. Yo? ¡No es justo!


- Oh, pero qué trágico te has vuelto… ya no soportas ni la más pequeña…


(BUENO, ¿ES QUE ESTE TRÍO DE HIJUEPUTAS NO VA A DEJAR DORMIR? ¿VAN A PONERSE OTRA VEZ CON SUS MARICADAS COMO SIEMPRE? ¿ES QUE ME QUIEREN VER PUTO O QUÉ, MALPARIDOS DESGRACIADOS?)


¿Y ése quién es?



- ¿?


- ¿?

sábado, 26 de febrero de 2011

Lluvia

Lluvia.

Bailarina quejumbrosa,
enjambre de amapolas
que duerme nuestras venas.

Llorona compulsiva
nos dejas tus lagañas
en este imperio triste
que secunda la nostalgia.

martes, 15 de febrero de 2011

Despedida (27 De Enero de 2011)



No recuerdo haber sentido algo más emocionante que los momentos previos al despegue de un avión. Primero el aviso del capitán hacia su tripulación: Tripulación preparados para el despegue. Después, el ruedo de las hélices que se multiplica miles de veces; el silencio de todos los pasajeros. Siempre que llega este momento me levanto levemente de la silla y hago un avistamiento a mí alrededor. Algunas señoras oran en silencio y se dan la bendición, otros, menos creyentes, buscan la calma con ejercicios de respiración, inhalo, exhalo, al lado de mi silla un hombre cierra los ojos y espera con resignación ese extraño instante. La velocidad crucero es sentida por cada uno de los pasajeros, el nerviosismo se apodera de todos los viajeros, sin importar las veces que hayan volado. Después el vacio. Las llantas se elevan, el concreto ha quedado abajo, el avión toma altura. Vuelve la respiración, el murmullo se despierta de nuevo en los pasillos, la vida dentro del vehículo vuelve a su cauce, todos seremos uno por varias de 8 horas.
Me dejo llevar por el frio de la noche aunque  no lo siento aislado dentro de la cabina del avión, pero juego a sentirlo, a vivir el transcurrir de la vida abajo. Tengo la mejor vista de Bogotá que haya tenido en toda mi vida; creo que es la mejor vista aérea que se ha dibujado en mis recuerdos. Los carros continúan su marcha llevando cansadas personas al hogar, las luces de los edificios vigilan el sueño de los trabajadores, que lejos, en sus casas, sueñan con no regresar a la oficina nunca más. Abajo la ciudad es inocente, continua su belleza sin pensar en nosotros que llenamos cada espacio de pensamientos y de sentido; para ella quizás, un  sinsentido.
Pego la cara a la ventanilla, la noche y la vida nocturna embellecen el inicio de este viaje, no queda más que esculpir el recuerdo en mi mente, antes de que el tiempo barra la habitación de los recuerdos y todo desaparezca con las bestias del olvido. Bella noche Bogotana, linda y fría Colombia esta noche, adiós, no veré mas tus entrañas, me refugio en la cueva del sur, adiós hasta que nos encontremos soñando en los miedos de la calle.

miércoles, 5 de enero de 2011

Sobre La María


Siempre me había negado leer La María de Jorge Isaacs, supongo que debido a los duros comentarios respecto a ella que emitían diferentes fuentes “confiables” en cuanto a literatura se refiere. Sin embargo, en este viaje a Santa Marta, teniéndola a mi alcance deje todo comentario externo y siguiendo mis propios deseos de exploración la devore en un par de días. Si bien es cierto que no es una novela redonda y que a mi juicio hay un par de capítulos que sobran, si es una novela que absorbe y merece la pena ser leída. ¿Que es lenta? si. ¿Que pertenece a una Colombia ajena en costumbres y por eso casi ficticia para la mayoría de nosotros? También. Sin embargo, Jorge Isaacs logra dejarnos un bello e importante legado sobre nuestro pasado, nuestros rituales y formas de comportarnos como Colombianos en un país aun rural y apegado a la tierra.

Ahora con tranquilidad puedo decir que conozco más que la casa donde este escritor pasó parte de su vida y que ha sido olvidada de forma imperdonable por el gobierno local y nacional. Ya he saldado mi deuda con este escritor Valluno que aparece en los billetes de cincuenta mil pesos en Colombia. Me atreví a acercarme a su obra, a explorarla, a intentar entenderla y a recomendarla. Pero el país sigue en deuda con su obra y con su casa que se termina de caer a las afueras de Ibagué sin que hagamos nada por evitarlo.