domingo, 17 de febrero de 2013

Hace unos días, la presidenta Kristina Fernandez de Kichner anunció el cierre temporal del subte línea A, con el objetivo de reparar las vías y refaccionar las formaciones. También anunció la retirada permanente de los primeros trenes que llegaron a la Argentina, vagones hechos de madera y de apertura manual; vagones que fueron importados de Bélgica y que cumplirían este año un siglo de funcionamiento. 

La línea A siempre fue mi preferida del subte de Buenos Aires (Porque hasta en esas cosas tenemos favoritismos) y no solo porque me gustan las diferentes paradas del subte A, sino especialmente por sus vagones viejos, que por segundos se quedaban a oscuras trasmitiendo un aire de otro tiempo.

Hace algún tiempo me tomé unas fotos en los vagones sin saber que su salida estaba tan pronta y que serían un recuerdo de mis primeras andanzas por Buenos Aires en busca de algún sentido a mi paso por la ciudad.

El viernes pasado (día en que salían de circulación) tuve la suerte de viajar por última vez en los viejos vagones, y la avalancha de fotógrafos (turistas y residentes) improvisados fue abrumadora, yo viajé tranquilo, sin fotografiar; solo observando, y haciendo un retrato espiritual del recorrido y sus vagones que quedarán por siempre en mi alma. Espero que la presidenta cumpla su promesa de ponerlos en algún lugar donde puedan ser vistos como lo que son: patrimonio de la ciudad de Buenos Aires.



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