miércoles, 3 de abril de 2013

Cosas que he hecho I

Primero pensé en llamarlos Aparatos. Pero esto no concuerda con la definición que encontré luego, Instrumento o mecanismo que tiene una función determinada. Luego pensé en llamarles Objetos, pero tampoco me gusta mucho ese nombre, es muy amplio y quizá muy vago, ambiguo, inadecuado. Entonces no sabía cómo llamar a estas cosas que he hecho a lo largo de los años. Por eso decidí que por ahora las llamaré cosas que he hecho. Y aunque tampoco me gusta mucho, qué diablos... por ahora voy a denominarlos así. No es que no me importe; la cosa es que llegué a la conclusión de que cuando tenga varias descripciones, quizá se me ocurra algo mejor. Y si no, bueno, ya me inventaré alguna otra “cosa” que me ayude a encontrar un nombre más adecuado, ja.

En esta entrada van las primeros dos cosas, al menos las primeras que recuerdo haber hecho. Luego irán otras, las que logre desenterrar de mi cabeza y las que he hecho recientemente. Y luego, si las ganas me alcanzan, un balance o unas impresiones sobre lo que para mí tales cosas han significado.



- Hace años, muchos ya, no me acuerdo cuántos, mi hermano y yo decidimos poner orden a nuestra habitación; así que en lugar de organizarla, conseguimos un cuadernito anillado y, tomando como referencia un libro llamado “Ciudadanos del Futuro”, en el que se explicaba la Constitución Nacional del ’91 con dibujos y ejemplos muy claros, comenzamos a escribir la Constitución de la Pieza. Los redactores de las leyes éramos los mismos habitantes de la habitación. Cada tarde sacábamos una sillita alargada al patio del tercer piso y la usábamos como un improvisado escritorio, y con un micropunta anotábamos las leyes que se nos ocurrían. Cada artículo tenía sus parágrafos y sus acotaciones especiales, y en algunos casos existían tablas que ayudaban a registrar mejor cierta información relativa a impuestos, penalidades y multas. Recuerdo que nos lo tomábamos muy en serio, aunque al mismo tiempo nos hacía gracia y nos divertía, sobre todo porque cada tanto revisábamos la Constitución y tomábamos algún artículo de ejemplo para el estilo de escritura y esas cosas. El problema fue cuando comenzaron a salir más leyes de las necesarias, poniendo en peligro nuestra libertad e integridad… bahh, imagino que sencillamente nos dimos cuenta de que aquello no era tan divertido y no hicimos más leyes. Aunque eso sí, nos tomamos la molestia de crear un escudo para la pieza y un último artículo, seguido del FIN de la Constitución de la Pieza. El resto de las páginas las dedicamos a hacer caricaturas y a registrar algunos textos que leíamos por ahí y que nos parecían graciosos. Creo que ese cuaderno aun existe, debe tenerlo mi hermano. Me haría mucha gracia volver a leerlo. Y ver si algo aprendimos de la muy maltratada constitución que tratamos de imitar.

- Luego vino la Colección de Caras. No recuerdo cuándo la empecé, creo que fue hace más de 12 años, pero no estoy seguro. Tampoco recuerdo cuál era mi propósito en ese momento. Solo se que agarré un cuaderno y un lapicero y comencé a dibujar caras. Dibujaba tantas que decidí numerarlas, para saber cuántas había hecho y, eventualmente, ver si podía hacer más. Básicamente dibujaba un par de ojos (mínimo), una nariz y una boca (ocasionalmente orejas y pelo, y rara vez les dibujaba un cuello), y las encerraba o conectaba con algo que pudiera llamar rostro. Nunca importaba la forma, el orden, la distribución o el tamaño de las partes de la cara, siempre que estuvieran presentes las partes que generaran siempre la sensación “pareidólica” de estar viendo una cara. No se dibujar muy bien, por lo que los dibujos muchas veces me salían chapuceros, aparte de que al ser zurdo y dibujar con lapicero, algunas hojas se manchaban y daban un mal aspecto a la colección. De todos modos cuando dibujaba una cara intentaba siempre algo distinto a a las que había hecho, de forma que en muchas ocasiones dibujaba caras muy abstractas, y eso me gustaba. Creo que alcancé a llenar tres cuadernos con caras, y en cada cuaderno habré tenido 300, 400 caras. Alguna que otra vez le pedí a mi hermano o a algún amigo que me dibujara una cara como quisiera; luego registraba que esa cara había sido dibujada por tal persona. No se qué fue de esos cuadernos, espero que aun esté alguno guardado en la casa de mis papás.

1 comentario:

  1. Conozco uno de los cuadernos de las caras, donde además había esbozos de historias y un muy temprano intento de tira cómica. Además ciertos mensajes que se dejaban entre ustedes, cada vez que Carlos agarraba el dichoso cuaderno.

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