Mostrando las entradas con la etiqueta Divagaciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Divagaciones. Mostrar todas las entradas

lunes, 21 de abril de 2014

Sobre el futbol

El futbol siempre significó muy poco para mí, lo practiqué de niño en la carretera frente a mi casa, junto a mis amigos del barrio, y en ese entonces un par de piedras que marcaban los arcos y un balón eran suficientes para compartir alegrías que para mí no pasaban por hacer goles o jugadas; sino por el hecho de jugar y compartir con ellos. En el colegio lo practiqué poco, solo cuando no había opción de ir al club de ajedrez o cuando a falta de jugadores tenía que llenar el hueco faltante para el equipo. No lo jugué más porque no soy bueno, pero principalmente porque no me apasiona, no mueve en mi ninguna fibra que me conecte con el alma.

Por otro lado, verlo me interesó un poco más, cuando me despertaba los sábados a la mañana encendía el televisor y veía fragmentos de los partidos de la Premiere League de Inglaterra. Había (aún hay) muchas emociones y estrategias que me gustaba observar incluso sin tener gran idea de los equipos que jugaban. Con el tiempo, se volvió para mí un hábito alternar los partidos de la premiere con las carreras de la fórmula uno. Fue tanto el interés que terminé por aseverar que era fanático del Manchester United. Sin embargo, con el paso de los años esto se fue disipando mientras iba explorando mi verdadera pasión deportiva, el tenis. Durante muchos años el futbol desapareció de mi vida y me volqué a las canchas de tenis donde me siento realmente feliz.

Aquí en Buenos Aires, desde un tiempo para atrás ha vuelto el futbol a mi vida. Sin darme cuenta del todo me descubría viendo futbol a granel: Champions League, premier League, Sudamericana, Libertadores. Solo hace poco empecé a pensar en esa conducta como un síntoma, el futbol es tan universal que siempre que prendo el televisor me puedo ocupar en ver algún partido. Pero ¿por qué querría yo ocupar mí tiempo con futbol? Porque este me permite huir, no hacerme cargo de mismo, no puede ser con tenis u otra de mis pasiones porque no son tan masivas y fáciles de conseguir como el futbol. Aún sigo viendo futbol pero no con esa capacidad enorme que lo hacía unos meses antes, pero ahora sé que tengo que dejar un nuevo escape y seguir bajando a las profundidades de lo que sea que consume mis energías y que dejan a mi alma en la más absurda y desalentadora oscuridad.

lunes, 27 de enero de 2014

Viernes 24 de enero de 2014




Hoy, después de casi dos meses, me sentí de nuevo un ser humano. Sí, un ser humano. Y es que he descubierto que cosas tan simples como ponerme un pantalón largo, una camisa y medias me hacen sentir vivo y cómodo.

En Buenos Aires estamos pasando por una de las oleadas de calor más fuertes de toda la historia y he tenido que llegar al punto de usar shorts, bermudas y hasta chancletas para poder medianamente darle la cara al mundo. Viviendo esa incomodidad por tantos meses fue un alivio que hoy pudiera simplemente vestirme, salir a caminar y sentirme vivo, sentirme humano.

Disfrutaré este fin de semana de tregua porque la otra semana se viene de nuevo el calor y tendré que volver a las incomodas andanzas que me alejan de mi confort y humanidad pero me permiten sobrevivir ante la fuerza del clima que me pone a soñar día tras día con la llegada, aún lejana, del invierno.

miércoles, 8 de enero de 2014

8 de Enero de 2014

Busco razones para seguir escribiendo una novela que hace meses dejé de escribir. Busco y busco (en verdad que busco) pero entre más lo hago, más lejano me siento de todo. Como si encontrarle algún tipo de sentido a esta novela pudiera poner en peligro mi existencia(o quizás mi salud).

A veces pienso que esta búsqueda no es más que un alargamiento de mi huida, porque eso si lo tengo claro, estoy huyendo de todo, una buena excusa para seguir perdido, anestesiado en la nada; como estos años de exilio dentro de mi mismo. Porque el lugar donde menos estoy es en Argentina, aunque el afuera intente demostrarme lo contrario. Yo lo sé; sigo atrapado en un lugar sin nombre y sin salida.

martes, 3 de septiembre de 2013

Malabarismo

Le escribí el siguiente texto a una amiga el 30 de julio de este año. Al ser algo de naturaleza ciertamente personal, dudaba un poco si compartirlo o no aquí. Pero qué diablos, siento que lo quiero compartir en estos pagos, no importa si es bueno o malo... es una reflexión, una manera de ver algunas cuestiones. Podrán quedar algunas cosas no muy claras, como la razón que me motivó a escribirle esto. Que queden esas dudas, qué le vamos a hacer, no tengo muchas ganas de explayarme sobre motivos y explicaciones. No es porque sea algo muy íntimo; digamos que no tendría mucho sentido detenerme a explicar el contexto o los motivos, creo que no serviría de nada y las dudas quizá seguirían. Yo mismo no se por qué le escribí esto. O quizá sí: quería transmitirle una idea concreta, mostrarle cómo entendía ciertas cosas de ella. Tal vez hubo algún sentimiento involucrado entre esas palabras. Y si es así, bueno... si alguien me pregunta le podría explicar, vía comentarios, qué pasaba por mi cabeza. Oferta, sospecho, que no encontrará eco (así como el mismo texto: nunca tuvo réplica de parte de ella, ni un comentario al respecto ni nada). Y es que a pesar de lo que dicen los contadores de visitas, tengo (tenemos, seguro) la impresión de que ya nadie nos lee...

Le hice algunos cambios, agregué algunas cosas, quité otras... pero en esencia es el texto que escribí. Un borrador de reflexión, al que luego podría volver.

Ahora que lo veo, esa es otra razón para subir este textico aquí. Creo que eso es bueno...

Ah, perdonen la pataleta. A veces pasa: entre más viejos, más niños.


-------


En Buenos Aires
Mi amiga haciendo malabares. Foto de Cristian Holzmann
Parece que en la vida tenemos que aprender, en algún momento, algo de malabarismo. Muchas veces todo nos llega al tiempo, a veces de una en una, a veces de diez en diez, a veces de mil en mil, da igual: de repente las cosas llegan todas juntas y no hay donde ponerlas, solo tenemos el aire, la mente que está en el aire, para alojarlas allí mientras vemos qué hacer con ellas. Pero esa repisa no servirá por mucho, y tendremos que recibirlas en las manos, atenderlas por unos instantes y seguir con otro asunto, y otro, y otro. A veces pareciera que no es suficiente, y se nos va acumulando el cielo de cosas, y no podemos ver el camino, y como que nos resbalamos... y sentimos que no podemos dejarnos caer. No solo es por las cosas que nos caerían encima, sino porque comenzar de nuevo se nos antoja como una tarea muy complicada. Y cada vez más.

Pero bueno. No tiene por que ser así.

Hace días vi a una amiga, a la que no veía hace mucho, haciendo malabares en la calle 11; yo estaba en un bus y le iba a gritar alguna frase de apoyo, pero decidí no hacerlo, no fuera que se desconcentrara y se le cayeran las clavas. Por desgracia se desconcentró igual y se le cayeron un par al suelo. Sin dejar de mirar al frente, paró un momento, recogió las clavas caídas y continuó como si nada. El bus arrancó y no la pude ver más, pero me quedó esa imagen de un par de segundos, y la he venido mascando. Y luego te escribí todo esto.

sábado, 31 de agosto de 2013

Quejas

Va a sonar a lo de siempre, pero ayer tenía una idea de lo que quería escribir para el blog. Tenía muchas cosas para decir pero como ya era muy tarde y mis papás se habrían inquietado si siguiera trasnochando, no bajé a teclear y publicar antes de que el cerebro se me comiera casi todo. Solo me queda un fragmento, una versión muy devastada de lo que quería decir; acaso no era nada importante. 

Sí, no se... ¿Qué cosa importante tengo para decir con todo lo que está pasando? El paro, la avanzada minera, la crisis, el desempleo, todas esas vainas. Y frente a eso sería algo irresponsable dedicarme a hablar de mí, de que me compré esto, de que no hice esto, de que por la noche me siento de muy bajos ánimos y esas cosas. O al menos siento eso, a veces lo siento así.

- Entonces deje de pendejear y dedíquese al periodismo, denuncie todos esos hechos, haga algo por su país y deje de quejarse.

Sí, podría ser. Pero no... tampoco sabría qué decir... si lo hiciera me llegaría pronto la impotencia más grande, de saber que mi esfuerzo no va a recibir eco, de que no va a cambiar nada si denuncio o no, a juzgar por las miles de denuncias que se hacen a diario por las atrocidades más grandes: ¿han hecho algo para cambiar? Poco o nada, así es...

- Eso no es tan cierto. Si la gente se hubiera quedado callada cuando los conflictos en Egipto o Siria, hubiera sido lamentable. Y sin embargo y a pesar de la situación adversa, se logró hacer algo, o al menos toda la injusticia no quedó totalmente impune. Sencillamente son ganas suyas de llorar, y nada más. 

Bueno, sí, también. Pero está el otro detalle, el que me parece más terrible, más de burgués si quiere: de repente me comienza a dar un desgano tremendo hacia lo que escribo, me aburre.

- Ah, ahí sí se jodió. Qué tristeza, que vergüenza hablar con usted. De repente también me comienza a dar un desgano tremennndo hacia lo que dice usted. Bah.

NO, espere, hablemos...

- Bah.

Espere, espere... tampoco es para tanto... además no le creo de a mucho...

- Uhmmm...

lunes, 11 de marzo de 2013

Más feo que el silencio o al menos menos bello


Vuelvo otra vez a lo mismo: ganas de escribir, pero sin tener ni la más mínima idea de qué quiero escribir, sobre qué, sobre quién incluso.Es algo que tiene que estar, incluso en la forma d la partícula más diminuta, porque es un punto de partida necesario; no importa si luego no se sabe a dónde se va, no importa el derrotero, siempre y cuando se comience, se de el primer teclazo, se tenga una idea apenas audible pero presente que de inicio a la escritura. En este caso, como dije al principio, vuelvo a lo mismo: a escribir sobre el hecho de que no sé qué escribir. Creo que es la tercera o cuarta vez que me pasa en los últimos días, o semanas, no me acuerdo. Puede que no sea nada, pero para mí es mucho, considerando que no he escrito casi nada en meses. Bueno, la verdad esto es nada. Nada es nada. Bah, me fui al carajo ya. Hora de divagar… mucho más.


- ¿Qué quiere usted decir?

- ¿Decir con qué?

- Con que es hora de divagar mucho más, así, con los puntos suspensivos.

- Pues de que he comenzado divagando y de que, pese a la futilidad del asunto, más vale divagar más, con tal de escribir.

- Sí, bueno, pero ¿para qué hace lo posible por escribir?

- Para no callarme, loco, para no quedarme en silencio.

- Pero si como dice el dicho, si no tienes nada más bello para decir que el silencio, mejor no digas nada, ¿no sería más adecuado callar? ¿No sería más bello?

- Quizá sí, pero es que yo soy feo y terco.

- ¿Y eso qué?

- Pues que mis palabras son feas y tercas. 

- Tampoco se de tanto látigo...

- No, no es que sea algo malo o algo que no me agrade... la cosa es que se, o más bien tengo la fuerte impresión de que lo que estoy escribiendo ahora no es más bello que el silencio, y más aun, que tiende mucho hacia lo contrario. Y como soy terco prefiero llenarme de fealdad, que al menos es acción, a ser bello y quedarme quieto. Entonces, como lo más adecuado es callarse, busco hacer lo contrario.

- Ah, veo… así es usted, imagino que irá a decir.

- Si, así soy, quizá la razón sea más compleja, espero que lo sea, pero sí, así soy. ¿Cómo supo que yo iba a decir eso?

- Simple. Usted escribe ambos diálogos. En algún momento tenía que ponerse de acuerdo para acabar con esta vaina e irse a dormir.

- Sí, tiene razón, no me esforcé demasiado esta vez por hacer dos voces o al menos dos modos distintos de mí que pudieran separarse y establecer diálogos. Quizá es capricho. Quizá se me acabó la energía o el interés y preferí no meter misterios bobos, ir al grano y cerrar esto de una.

- Entonces estamos de acuerdo…

- Sí, estamos de acuerdo, por más raro que suene ese estamos. Ahora, la cosa es tratar de lograr un punto de conclusión, para que esto no quede como en las nubes. ¿Qué propone?

- Uhmmmm…

- ¿Uhmmmm qué?

- Espere. Uhmmmm…

- Uhmmmm… espero…

- Ya. Sencillo. Con esto logré mi cometido.

- ¿Con qué?

- Pues con toda esta perorata. Ponga cuidado, está como elevado.

- Lo siento, debe ser el sueño.

- Entonces es hora de ir a dormir, ya la hora de divagar pasó.

- Entiendo… qué bien, no hablé de nada, ¡qué extraño orgullo…!

- Tampoco es que no haya hablado de nada. Mire, habló de…

- Sí, ya se, un par de temas, como el volver a usar formas desesperadas de iniciar la escritura, que más vale escribir por escribir que dejar de hacerlo, aun cuando el hecho mismo de escribir por escribir sea algo inútil y que no lleve a ningún  lado, o que no aporte nada a algo más serio, pues de todos modos el texto queda, se puede revisar, se pueden encontrar pequeños rastros de luz entre tanta mugre, y que eso vale en cuanto a que por más distraída que haya sido la escritura, fue trabajo hecho, fue materia prima que fue creada a partir de lo mejor y lo peor, lo más precioso y lo más flojo de mí, que existe al menos como idea puesta en palabras y no como idea flotante, sin asidero… y que no existiría y no habría nada que comenzar a explotar si no se hubiera escrito por escribir… y por eso no fue un trabajo en vano.

- Uy. No se si habló de tooodo eso antes, pero…

- Qué importa. La tarea está hecha. Vámonos a dormir, ¿Sí?

- Vale, no hay problema, pero usted se queda aquí.

- Bueno. ¡Hasta pronto, muchacho!

- ¿Así, sin chistar?

- Sí, no me importa. Total, a la próxima se queda usted, así que ojo.

- ¡!

jueves, 7 de marzo de 2013

Esta vez sí lavé los platos


Tenía muchas ganas de escribir, pero se me fueron un poco luego de lavar los platos. No es que no me guste lavar los platos. De hecho, a veces disfruto quitando la grasa de los cubiertos, los vasos, las ollas y todas esas cosas, el contacto con el jabón, las burbujas que salen cuando la esponja entra en un vaso, la sensación en las manos frías y frescas luego de hacer el oficio y secarme. A veces hasta aprovecho para pensar; un amigo comentaba hace muchos años que si en una fiesta había que lavar los platos, él podía hacerlo con mucho gusto, porque siempre aprovechaba ese momento para pensar, era tiempo gratis, por decirlo de alguna manera. Y le hallo mucha razón en ello, ahora que yo también suelo hacerlo. Pero lavar los platos tiene sus peros: a veces la grasa y la mugre no es fácil de quitar, a veces hay mucho aceite y me desagrada el que no se me quite de las manos hasta que, tras mucho esfuerzo y espuma, logro quitarme la sustancia de mis dedos, pero entonces sigue el problema del  jabón de loza en las manos, y a veces tengo que ir al lavamanos y quitarme los restos con jabón de manos, hasta que mi obsesión por las manos limpias se calme. A veces la espalda me duele de tanto estar encorvado… es cierto que tengo que mejorar mi postura, pero es que casi cualquier lavaplatos que he usado es muy bajo y tengo que agacharme un poco, pues si no lo hago no alcanzo los platos, y como a veces puedo tardar más de 20 minutos en el lavaplatos dándole a las manchas, el dolor aparece pronto. Otro problema es cuando me enfrento a una lavada de loza sin una buena esponja, escaso de jabón, con un lavaplatos pequeño o con un lugar incómodo para ir acomodando las cosas que voy lavando. Eso me irrita mucho, y hace que me de pereza comenzar.

Bueno, en realidad me da pereza comenzar muchas cosas, soy muy flojo. O me he metido en la cabeza que lo soy, tal vez. ¿Por qué habré hecho eso? ¿De qué quiero evadirme? ¿Acaso no quiero dinero?

Últimamente pienso en cuánto aborrezco el dinero, en que todo se mueve bajo su influjo, y que la gran mayoría de las cosas que necesita o quiere la gente están mediadas por esa cosa. Y más recientemente me di cuenta de lo mucho que pienso en el dinero, aun cuando sea en contra de éste. Es un fastidio a veces pensar así. pero es que mi verdad es esa, no me gusta vivir en función de la plata, no me gusta, no quiero, a pesar de que este mundo ya está configurado para que mi no querer sea prácticamente imposible, no, no quiero… quizá eso es lo que ha hecho que, a propósito, últimamente ande sin un peso. Pero bueno, esa es otra cuestión, con la que francamente no quiero explayarme mucho por aquí. O quizá sí, pero no sabría qué decir luego de un par de líneas. O de pronto es la pereza, que vuelve a cada rato.

Se, o supongo, que tanta pereza física y de algún modo espiritual no me va a llevar muy lejos. Pero por ahora no importa mucho: no se a dónde ir (bueno, geográficamente sí, pero a esto no me refiero). De manera que si bien es bueno ir dejando la desidia en el camino, no pretendo darme mucha prisa. O al menos ahora digo eso. Espero que no sea muy tarde cuando levante la cabeza de la almohada y mire, espabilado, en qué me estoy convirtiendo…

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tric trac tric trac tric trac





Tric trac tric trac tric trac

Tiric tarac tiric tarac tiric tarac

Tirij taraj tirij taraj tirij taraj

Trij traj trij traj trij traj

Turij turaj turij turaj turij turaj

Turrig turrag turrig turrag turrig turrag

Durrig durrag durrig durrag durrig durrag

Drig drag drig drag drig drag

Druig druag druig druag druig druag

Druigue druague druigue druague druigue druague

Druique druaque druique druaque druique druaque

Ruique ruaque ruique ruaque ruique ruaque



Ruic ruac ruic ruac ruic ruac

Ric rac ric rac ric rac

Eric erac eric erac eric erac

Eruic eruac eruic eruac eruic eruac

Uruic uruac uruic uruac uruic uruac

Urouic urouac urouic urouac urouic urouac

Vrouic vrouac vrouic vrouac vrouic vrouac

Prouic prouac prouic prouac prouic prouac

Prowic prowac prowic prowac prowic prowac

Pirowic pirowac pirowic pirowac pirowic pirowac

Piruwic piruwac piruwic piruwac piruwic piruwac

Pirwuic pirwac pirwic pirwac pirwic pirwac

Pruic pruac pruic pruac pruic pruac

Pric prac pric prac pric prac

Puric purac puric purac puric purac

Purric purrac purric purrac purric purrac

Puwric puwrac puwric puwrac puwric puwrac

Fuwric fuwrac fuwric fuwrac fuwric fuwrac

Furic furac furic furac furic furac

Fric frac fric frac fric frac

Fruic fruac fruic fruac fruic fruac

Furuic Furuac furuic furuac furuic furuac

Duruic duruac duruic duruac duruic duruac

Druic druac druic druac druic druac

Truic truac truic truac truic truac

Turuic turuac turuic turuac turuic turuac

Turic turac turic turac turic turac

Tric trac tric trac tric trac

jueves, 8 de septiembre de 2011

Por qué no lavé los platos

Si usted no vive conmigo y lee esta entrada, tal vez no entienda la razón por la que escribo esto, pero no se preocupe, que más adelante explicaré el motivo. Pero le advierto que puede que se arrepienta de saber algo tan absurdamente aburrido como lo que sigue en breves líneas. Así son las cosas, ¿sabe?, tómelo o déjelo, por ahora no me importa mucho...

Ahora, si usted vive conmigo y está leyendo esto, podré suponer que lo hace guiado por la nota. Si no leyó la nota o no supo nunca de su existencia, tal vez se deba a que revisa regularmente este blog y se encontró con esta entrada, que lo dejará intrigado o al menos inquieto acerca del motivo que me movió a redactar esto, aunque por otro lado usted podría suponer qué rayos pasó por mi cabeza para llegar a este punto de las cosas. Pienso que la última posibilidad que planteo amenaza con ser aparatosa y poco probable, así que me aventuraré a pensar que sí leyó la nota, y a explicar, simplemente, qué pasa.

Es por nosotros sabido que en la casa hay ciertos quehaceres diarios de los que nos debemos encargar. Y aunque sobre decirlo, lavar los platos no es una excepción. Sabemos que la idea es no dejar platos sucios para el otro día, que es mejor comenzar la mañana con el fregadero limpio. Y sabemos que para que pase esto, tenemos dos opciones: o comer afuera siempre y usar cubiertos desechables todo el día, o lavar los platos en el acto. Y a pesar de que no tenemos ningún tipo de reglas para determinar quién se encarga de los platos cada vez, pienso y siento que ahora (o en ese momento) debía ser mi turno y que me correspondía lavarlos. Pero no lo hice. Lo lamento mucho, ofrezco disculpas, pero no lo hice. Estaba cansado, me dolía la espalda, veía el fregadero con los platos ahí, y no habían muchos pero igual ahí estaban, esperando ser lavados por mí. Sí, eso es, me estaban esperando y eso me desesperaba un poco. Y yo iba a lavarlos de todos modos, lo aseguro, iba a lavarlos. Pero no pude. O sí pude, qué carajos, pude haber sacado tiempo, estirar un poco la espalda, pero no quise, lo confieso. O incluso no es que no haya querido, sino que al ver la escena en la cocina, pasaron dos cosas:

  1. Me perdí en el tiempo por culpa del internet o más bien por mi descontrolado uso de internet y luego ya era muy tarde en la madrugada y el sueño me invadió.
  2. Quise hacer el mal chiste de escribir esta entrada, de hacer que, por los méritos de la curiosidad, consultaran el blog.

Probablemente cuando me vean me dirán que en vez de perder el tiempo escribiendo esto pude lavar los platos, que esto es una tremenda tontería, probablemente se rían un poco, o se rían mucho, o no se rían nada y tampoco me digan nada porque tal vez lo que hice no les interese en lo más mínimo. Probablemente la primera persona que haya visto la nota la bote a la basura y lave los platos antes que yo, haciendo que todo el sentido de la nota se pierda. O probablemente lo que se pierda sea la nota y por eso nadie la lea. Probablemente no pase nada, los platos los lave yo y nadie se entere de que hubo una nota. No sé. Y puede que no importe demasiado.

Al menos me reí un rato al hacer la nota y pensar en la idea de redactar esto, y en imaginar qué dirían de esto tanto los que viven como los que no viven conmigo (o debiera decir conviven, o convivimos... es difícil hallar la expresión adecuada, lo siento). Ya con eso mi pequeño esfuerzo valió la pena. Espero.

Ahí está, me reí otra vez.


---


Ah, bueno, tal vez podría agregar una tercera cosa:

  • Se me ocurrió que armar este minúsculo rollo (o ejercicio, o juego, o manejo extraño del tiempo) me serviría para volver a escribir en el blog, y celebrar con ello el derecho a la escritura al servicio de nada, sin objetivos aparentes, sin temor de que quien me lea piense y digas cosas que no querría que piensen o digan de mí. El riesgo existe, escriba o no, y es bueno saber que cada vez eso me importa menos.

Si quiere saber más sobre este rollo pregúnteme personalmente o escríbame a fozzo444@hotmail.com,

lunes, 25 de octubre de 2010

Tengo ambre

Carajo, tengo mucha ambre. Sí, sin la hache, porque me la comí. De la purita ambre.

Se lo cuento a otros, lo pregono por ahí. Y nadie me hace caso. Pero es que nadie. Debe ser que no tienen ambre.

El problema es que en este caso se el qué, pero no el cómo. O bueno: ahora que lo pienso si se el como, sin la tilde, porque también me la acabo de comer. ¿Por qué sé que tengo mucha ambre? porque estoy que como. "vaya estúpido juego de palabras", podrán decir. Pero es que es así, y así es como lo sienten mis tripas. Tripas que, a propósito, y para no ayudarme, cada vez sienten más ambre.

En un principio pensé que sólo eran impulsos del señor Estómago. Y luego de una reflexión no muy profunda pude confirmarlo: el señor Estómago tiene ambre. Y yo con él, pues es mi señor Estómago. O sea que, si somos precisos, en este momento la necesidad es digestiva. "Es obvio, no hay que ser un genio para adivinar eso", dirán quienes no tienen la necesidad digestiva ahora. Incluso los que la tienen en el momento, si pienso un poquito más de lo que el señor Estómago me permite sin hacerme pataleos –porque en este momento el señor Estómago me está haciendo pucheros y me hala de la camisa y me dice: "Hey, vamos a comer, tú ya sabes por qué"–. Pero no necesito querer ser un genio ahora, solo soy alguien que tiene ambre. Y además, si me permito seguir con mi apreciación, luego me di cuenta de que la cosa no es sólo un asunto digestivo. ¿Como podría ser sólo algo de la digestión si dentro de lo que digo veo cosas que me provocan más ambre?

Es decir, vamos –como suelen comenzar los ibéricos sus frases, y vaya qué delicias para el señor Estómago deben de tener allá, ¿No?–, si es evidente que apenas me estoy conteniendo con estas mismas palabras. Cada vez tengo más evidencias de que todo este rollo no es solo capricho del señor Estómago. Y si todavía no es claro para quienes no tienen ambre (y no incluyo ya a los que la tengan, pues presumo en este momento están haciendo lo que debería hacer yo ahora –y es algo que el señor Estómago también me reclama–, que es comer), me he tomado la molestia de poner en cursiva cada ejemplo de mi voraz apetito indefinido y apenas contenido. Si me faltó poner en cursiva alguna, si pues me disculpan, que ya poco puedo pensar de tanta ambre. Y también me han de perdonar tanta repetición del ambre, pues han de entender también que, mientras cuento todo esto, algo he de comer...

Lo peor es que el asunto empeora. Sí, lo sé, "menuda perogrullada", dirán esta vez mis implacables jueces, que como ya he dicho pero no me canso de repetir, aún no tienen ambre –sí, aún no tienen ambre, porque desde la perspectiva del señor estómago existen dos tipos de personas en el mundo, los que tienen ambre y los que la van a tener–. Pero es que es así. Verán, por un lado ya se hace evidente que cada vez percibo una mayor necesidad de sostener lo que digo, de justificarme ante alguien. Si esto me pasa es probable que haya traspasado la cuarta paré. Y aunque pienso que existen muchos textos en el mundo que la rompen –creo que a veces es algo inevitable y hasta característico de muchos cuentos en primera persona u otros gèneros literarios, no se–, lo que infiero que sucedió aquí fue que también me comí la cuarta paré. La evidencia, como las otras pistas, la dejo también en cursiva. Evidencia que también me estoy comiendo de a pedacitos. Sí. Trocito por trocito. Sin prisa pero sin pausa. Festina Lente. Sí. Ajá. Carajo. Ahora me como las tildes. Esto cada vez va peor. Señor Estómago me lo advirtió: “Pilas que te comes las comas”. Muy tarde ya. Milagro que no me comí las comillas. Parecen dos comitas junticas. Sabrosas. Mmm. Ahora qué pasará? Carajo. La inicial interrogante. Esto no me gusta. Sabroso. Pero no me gusta.

Más bien me alejo del párrafo. Quién sabe? De pronto me lo terminaba comiendo. Con esta ambre que ya no puedo contener más de pronto algo así pasaba.

Señor Estómago me lo dijo.

Lo sé.

Mierda

Ahora el punto Mejor me alejo

Me alejo más


Y más



Y un poco mas




Rayos la tilde





Carajo las de admiracion





RECURRO A LAS MAYUSCULAS










LAS MAYUSCULAS SON EL REMPLAZO DEL GRITO










AUXILO LAS LETAS










SCRRO SÑR STOMGO










MRDA QE AMBRE










NO










N

domingo, 12 de septiembre de 2010

Primera entrada desde el auto-exilio

Agosto 2010

Cualquier cosa que diga en este momento merece ser explicada, Para que cualquiera que intente leer este pequeño fragmento de mi vida, pueda hacerse, al menos una pequeña idea, de lo que ocurre en este momento de mi existencia. Hace más de un mes he emprendido una travesía con el objetivo de explorar el continente que me vio nacer. Después de recorrer Ecuador he llegado a Perú, donde me encuentro ahora, aunque esté a punto de saltar a Bolivia. Espero llegar en un mes, un poco más o un poco menos a Buenos Aires.

La idea no solo es explorar Latino América, también es explorar mi propia vida, estoy convencido de que todo viaje implica una exploración del interior de sí mismo, un encuentro con el alma y con las raíces. Allá, espero poder escribir un poco de lo que hay dentro de mí, es decir, deseo dejar a flote mis cicatrices, lo que poco a poco ha construido lo que soy y también lo que seré.

Hoy mismo, después de mucho tiempo en la carretera, después de muchos encuentros, paisajes, alegrías y nostalgias de a poco empiezo a encontrar en las palabras el alivio y cobijo a esta soledad que por momentos, aunque pocos, me invade y me recuerda que en algún lugar del mundo hay un lugar que llamaba casa. La verdad es que de a poco empiezo a llamar hogar a todos los lugares en donde aprendo, convivo y respiro, pero aun en el fondo de mi vida siento a Colombia como un lugar especial.

De a poco iré desprendiendo imágenes, lugares, pensamientos y sentimientos de lo que es vivir afuera, de lo que un día en tu casa y en tu escuela te dijeron que se llamaba patria. Por ahora me despido con un mar de sensaciones que espero ir organizando y quizás, con suerte, pueda poner en letras. Desde el Puno, a orillas del Titicaca sumerjo esta botella de mi ser, con la esperanza que en algún momento haga eco en algún lugar de la existencia.

jueves, 15 de julio de 2010

Olso por pasir de salo

Como ya va siendo usual, el título de esta entrada es, como algunos de los títulos que he puesto antes por aquí, una parodia interna. Hasta aquí no hay nada que se salga de aquello que llaman normal; muchos blogs se parodian a sí mismos en algún momento de sus procesos de vida, conscientes un dia de que su capacidad de hacer mofa de sus universos personales, cada vez que sea necesario o cada que se les ofrezca en gana, es un derecho que no necesitan pedir a nadie. Lo que me parece curioso en esta ocasión es que cada vez esto de generar títulos paródicos de las entradas de Heroedeleyenda para mis entradas ha ido perdiendo más y más su objetivo original (que puede ser inferido como el más sencillo acto de tomar del pelo, aunque usted o tú, lector, puede o puedes tomar otro camino de infértil interpretación), y se va convirtiendo en algo parecido a un capricho, a un antojo sin mucho escrúpulo pero sin mucha sustancia. Crear títulos bromísticos se me fue convirtiendo en algo unitario, que ya poco o nada tiene que ver con la entrada o el bloque de letras que arrojo luego al que me aguanta, o lo que es lo mismo, al que me lee.

¡Y pensar que usé el recurso de la parodia sólo una vez antes de ésta! ¡Qué pérdida de mi norte tan esquiva y acelerada!

¿Qué puedo esperar ahora? En el mejor de los casos, lo que podría resultar de adelante en ahora sería la rápida consolidación de un próximo título de entrada como una parodia independiente, rebelde incluso, que pretenda, solita y sin apoyo, dar su ataque bufonesco a quien sea, incluso si sólo se trata de un golpecito sin herradura (eso al título no le importaría, pues apreciaría sus logros más en términos cualitativos... en serio...). En el peor de los casos, podría temer que sólo salga de todo esto un masacote de ideas sin padrino, no carentes de lógica interna pero sí con un nefasto distraidor, en la forma de un título que dice algo pero aparte, lejano, como si gritara sus burlas desde otras tierras, porque le importaría un cebo deberle el beneficio de la antelación a la entrada, dejando al lector perplejo y sutilmente molesto.

¿Seguir con los títulos con referencias burlonas a este espacio de la atarraya? ¿Abandonar la idea por tacharla de escuálida en un momento dado y seguir con tonterías mal destiladas en el aire, en este aire de números pares que suele respirarse aquí? ¿Ser consciente del hecho de que no seguiré por ahora jodiendo con el tema, no tanto por la escasez de recursos retóricos afines al pueril tópico (aspecto que podría solucionarse con algo de paciencia y trabajo pausado pero ininterumpido), sino porque mi trasero se está quejando por haber permanecido horas seguidas en el mismo asiento?

Ahhh... preguntas estúpidas, que sazonan mi camino bloguero y llenan de absurdo pero divertido ego autista mis escribires... nunca permitan que las ultrajen con intentos amorfos de respuesta... vivan libres, inservibles, intrascendentes, y háganme felicioso...




-----




- Olso por pasir de salo... ¡Qué genial y qué inútil al mismo tiempo! Qué admirable sin duda ese desprecio por las cosas importantes...

- ¿De verdad ESO piensa? A la hora del postre yo no veo mayores pretensiones que las de embutir relleno por aquí con un minúsculo nudo de cohesión...

- Bahh... Por ahora no pienso hacerle caso. Bien puede irse a su rinconcito, mi señor.

- Yo tampoco pienso hacerle caso por ahora a su intolerancia hacia mis ideas y opiniones muy validosas y poco gastadas, frutos del derecho innegable de llevarle la contraria al mundo...

- Pues según lo que acaba de decir, no es muy creíble su posición.

- ¿Ah, sí?

- Ah, sí.

- Seeehhh...

- Bueeehhh...

viernes, 4 de junio de 2010

Por joder nomás III

Por joder nomás escribo hoy como siguiendo un hilo ariadnesco no muy consciente de ideas apenas conectadas (aunque también por una cierta angustia por publicar algo ligeramente decente a tiempo, lo admito, Heroedeyenda), y no por otra cosa (bueno, el primer paréntesis me contradice, pues sí existe una intención extra detrás de la que afirmo)... y aunque hoy pongo como título Por joder nomás III, debo confesar que a veces tengo la impresión de que este debería ser un Por joder nomás XVII o XVIII, pues cuando releo y edito minucias gramaticales o caprichosistas de mis entradas anteriores, comienzo a pensar: ¿Realmente esto que veo lo escribí en estado lúcido, o es más bien el resultado de una serie de pataleteos constantes y poco profundos para llegar a alguna meta, o peor aun, para descubrir una meta? ¿Realmente mis entradas son ejercicios de preparación para escritos posteriores más serios, o solo son lo mejor que pude hacer en esos instantes de ejecución alocada?

Uhmmm... Estoy perdiendo el hilo. Ya casi no siento la seda...

Si me estoy preguntando esas paparruchas justo ahora, ¿Significa entonces que me estoy planteando si existe la posibilidad de que siempre haya escrito Por joder nomás desde que comencé a malabarear con los blogs, hace ya más de 5 años?

¿Realmente quiero saber la respuesta a eso? ¿Me serviría de algo conocer la respuesta? ¿Estoy abusando de los adverbios de nuevo? ¿Será que los uso de forma consciente sólo para hablar de ellos, y extender como goma el largo de esta entrada? ¿Será que, más allá de que lo anterior se de o no se de, estaré dando cuenta de mis dudas con los adverbios justo ahora solo para evitar buscar la respuesta a algo que, de repente, ya no me parece tanto Por joder nomás como recía en un principio? ¿De qué va todo esto, entonces? ¿Va para algun lado? ¿Importa si va para algun lado, le importa a alguien, me importa eso?

¿O será que en esta entrada me acerqué más que en otras veces a mi objetivo de escribir Por joder nomás?

Ya está. Se me perdió el hilo. Bueno... al menos lo tuve en la mano por dos horas y 10 minutos (bastante intermitentes, quisiera añadir).

(Ja ja ja ja ja ja...)

sábado, 22 de mayo de 2010

A la mierda con esta entrada

Pues sucede que hoy tenía en la cabeza magnas intenciones de producir algo a mi gusto, a partir de una idea un tanto más clara que otros días dispuesta a materializarse, quizá porque ya la venía mascando desde antes, quizá porque a las escondidas se fue madurando y luego se dejó notar para que la sacara de ahí, pero en el momento anterior (o debería decir en el mundo anterior) al de ponerme a escribir apareció el elemento distractor que casi siempre aparece cuando me pongo en el plan de redactar la entrada para este blog tan accidentado, y dio la casualidad de que ese elemento distractor provocó que me diera cierta nublación en el pensamiento, por lo que se me activó en consecuencia el Bastardo Caprichoso que guardo dentro del cerebro y que solo sale cuando me da la gana, siendo la actual una de esas ocasiones. Así que ahora mismo me siento algo irritado, molesto con esta vida que se está volviendo tan molesta estos últimos días (no quiero que ahora me vengan con preocupaciones taradas en torno a lo que pueda deducirse de mi psique en estas palabras, no me he sentido nada bien pero tampoco estoy que me abalanzo contra un bus en plena marcha), y por eso lo dije y ahora lo repito, a la mierda con esta entrada.

Ahora en mayúsculas: A LA MIERDA CON ESTA ENTRADA.

...

¿Y ahora, qué?

Uhmmmm... Pues que por alguna razón emerge un capricho bastardo (que sólo emerge cuando estoy en modo Bastardo Caprichoso, ergo, cuando me da la gana), que me ordena agregar mucho relleno genérico al resto de la entrada, por haberla mandado a la mierda. Me pregunto entonces: ¿Será mi capricho una inútil tontería combinada con ínfulas dictatoriales para con un minúsculo blogcito, o un ejercicio en el que tímidamente exploro las posibilidades de expresión que se pueden aprovechar al tener un espacio propio en la atarraya?

Podría dedicarme a pensar en una respuesta plausible, que me podría llevar a una reflexión propia sobre mi concepto y uso del blog, así como sobre las implicaciones que esto contiene. Y trataría de divertirme en el intento, porque podría darle vueltas al tema lo suficiente como para terminar hablando de otra cosa. Pero está el detalle de que ya había mandado a la mierda esta entrada. Así que las reflexiones deberán esperar.

...

Con ustedes, el relleno prometido. Lo siento mucho, pero la suerte está echada. Por lo menos intenté demorar lo inevitable dándole vueltas a la cosa. Ahh, como dato curioso, los párrafos que siguen los saqué una página que ofrece un generador de relleno.


Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Quisque et ante in tortor semper semper. Duis dictum tristique lacus. Praesent suscipit semper varius. Pellentesque sapien neque, ultricies ut mattis lacinia, molestie quis metus. In dapibus interdum eros vel congue. Duis dolor sapien, mattis eget varius vitae, lobortis sit amet diam. Phasellus a velit est. Vestibulum pretium nisi non nisl bibendum sit amet posuere mauris condimentum. Duis ornare, mi vitae egestas cursus, ligula magna ullamcorper augue, eu euismod turpis arcu non diam. In hac habitasse platea dictumst.

Suspendisse potenti. Nam ut neque nisl, tincidunt tincidunt eros. Vivamus tincidunt, tellus et elementum porta, augue turpis imperdiet justo, ac tincidunt metus arcu eget nunc. Proin lacinia nisi eu diam congue facilisis. Aenean sagittis ultrices fermentum. Suspendisse neque orci, varius quis malesuada et, ornare faucibus tortor. Maecenas non odio felis. Fusce diam purus, bibendum eget egestas non, sodales non sem. Suspendisse semper tempus nunc, at hendrerit orci luctus vitae. Aliquam id leo eu enim mattis ultrices convallis id enim. Donec augue justo, feugiat at egestas quis, viverra at nibh. Suspendisse cursus blandit mauris.

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Integer neque augue, ultrices non mollis rutrum, euismod quis nulla. Praesent lorem augue, sagittis at commodo et, venenatis nec est. Curabitur posuere fringilla arcu pretium varius. Quisque porta elementum vehicula. Quisque posuere tristique ullamcorper. Morbi congue cursus velit at semper. Suspendisse condimentum scelerisque neque, ac vulputate ante porttitor a. Mauris pretium, enim vitae bibendum viverra, diam urna gravida neque, non facilisis erat libero adipiscing ipsum. Nunc fermentum bibendum arcu, quis tincidunt turpis pretium non. Mauris quis dolor massa, at fermentum lorem. Suspendisse scelerisque, felis sit amet tincidunt viverra, ante diam fringilla dui, non egestas neque quam et dui. Donec iaculis bibendum urna quis imperdiet. Morbi eu mollis dolor. Integer lacinia mollis diam, ac lobortis lorem tristique ut. Suspendisse potenti. Nullam quis nisl ut dui dapibus malesuada. Curabitur risus eros, facilisis et blandit a, aliquam non massa.

Phasellus non dolor in turpis dapibus pharetra vel quis lacus. Mauris commodo, nisl nec aliquet convallis, lorem sapien elementum erat, sed malesuada massa libero at elit. Vestibulum ante ipsum primis in faucibus orci luctus et ultrices posuere cubilia Curae; In eu quam felis. Nam a nibh vitae massa ornare vestibulum. Sed vitae eros lectus, sit amet laoreet lorem. Vivamus elementum lorem non urna dapibus ut imperdiet massa placerat. Donec ac vulputate orci. Nulla vel mauris turpis. Donec semper dui nec urna condimentum ac cursus nunc dignissim. Aliquam blandit consequat lorem, non sollicitudin urna suscipit ut. Nunc eget suscipit urna. Sed egestas porttitor malesuada.

Donec suscipit, nisl quis vulputate facilisis, nunc est rhoncus turpis, non venenatis eros dolor at urna. Ut pulvinar dignissim volutpat. Suspendisse potenti. Vestibulum ante ipsum primis in faucibus orci luctus et ultrices posuere cubilia Curae; Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Aliquam erat volutpat. Mauris id arcu vitae odio convallis feugiat. Quisque odio sapien, lobortis nec commodo non, mollis eu dui. In euismod accumsan consectetur. Vestibulum lectus mauris, viverra vel varius a, vehicula ut risus. Morbi mattis condimentum justo varius interdum. Aenean nunc odio, fermentum in tincidunt eget, ornare sed nisi. Sed gravida felis nec eros condimentum eget eleifend velit hendrerit. Vivamus nec tortor non tortor consequat rhoncus eget in tellus. Maecenas luctus commodo arcu, sed hendrerit risus ornare in. In nibh massa, porttitor vel volutpat ut, tristique sed risus. Integer tempus dui ac elit lacinia commodo. Aliquam mollis auctor metus, eu eleifend tellus blandit cursus. Proin neque sem, rhoncus at tempus eget, auctor eu augue. Morbi gravida hendrerit hendrerit.

Pellentesque habitant morbi tristique senectus et netus et malesuada fames ac turpis egestas. Aenean id erat eu ante bibendum placerat. Aliquam lacinia, lacus id adipiscing semper, sem tellus tempor mi, sit amet accumsan est turpis eget lorem. Fusce vel justo eu dui laoreet vulputate ac ut felis. Quisque mattis, turpis nec fermentum cursus, est dolor pellentesque dolor, ac rhoncus elit arcu a nisi. Duis condimentum fringilla justo, ac condimentum tellus semper et. Pellentesque vehicula, orci eget tempor feugiat, diam dolor commodo mauris, tempus hendrerit nibh purus nec tortor. Ut a nibh dolor, id congue eros. Donec pulvinar venenatis metus, sed lacinia enim sagittis sit amet. Fusce at velit ante. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit.

Curabitur non sem in metus gravida euismod. Proin aliquam bibendum placerat. Aliquam erat volutpat. Proin at ullamcorper dui. Ut vestibulum nulla vel mauris lacinia consectetur. Cum sociis natoque penatibus et magnis dis parturient montes, nascetur ridiculus mus. Suspendisse et massa libero. Donec lobortis lacus eget ligula euismod elementum. Nunc luctus velit ac mauris tempus mattis. Pellentesque vestibulum libero elit. Duis pretium, ante aliquet auctor tincidunt, purus tellus mattis eros, in luctus enim enim at tortor. Nulla et orci massa, et elementum risus. Nulla sit amet justo orci, a tristique arcu. Morbi feugiat accumsan nunc at luctus. Suspendisse dui turpis, consectetur ut elementum eget, vulputate id ante. Sed eu mi in lacus aliquam gravida vitae ut purus.

jueves, 29 de abril de 2010

Sin sentido en la escritura

Sí, el título de mi entrada es una parodia. Más precisamente de una entrada de este blog. Y más precisamente de la entrada que antecede a ésta. Así lo habrá visto nuestro probable lector (su género o número, no importa), claro, si sucede también que es un probable lector concurrente de lo que subimos aquí. Pero si ese probable lector es también un probable lector concurrente de nuestras letras, podré suponer que se dará cuenta de igual modo que el contenido de esta entrada tendrá poco que ver con el contenido de aquella a la que parodio con mi título.

¿Por qué tiene poco que ver si el título es una parodia que sugería que el contenido de mi entrada también debía ser paródico? Porque la entrada tiene que ver más conmigo que con el hombrecillo que redactó la entrada parodiada (en parte, como ya se sabe). O, sencillamente, porque muy pronto he perdido el sentido que necesitaba para orientar la escritura de esta entrada, que sí, lo admito, concebía como una parodia completa, una burla descarada, un chascarrillo extenso.

Y es que tengo problemas. Con los dias veo que me es más difícil escribir, tal y como a Heroedeleyenda. Sobre esto ya habré escrito lo suficiente por ahora. Ahora bien, en el tortuoso proceso que ha sido redactar estar entrada que ya perdió su sabor satírico, he podido darme cuenta de un obstáculo (por desgracia) muy efectivo contra la escritura: esa maldita ansiedad, que nace, crece y me estorba en el contacto con este estúpido computador. La siento llegar cuando noto que muevo mi pie derecho más de lo normal, cuando golpeo mis dientes con mis dedos y abro y cierro la boca para producir diversos sonidos, cuando tengo ganas de gritar y me hago traquetear los nudillos.

Entonces, cuando la ansiedad llega de lleno, todo lo que tengo para escribir, las ideas cazables, el tema ajustado, la disposición fresca y la sensibilidad en los dedos perfecta para sentir placer mediante el tecleo compulsivo, todo se va al carajo. Pero al puro carajo. Al carajo que reside en la basura. Del que huele a tiempo mal mezclado.

A veces trato de enfrentar esa ansiedad: me fuerzo a escribir de cualquier manera, bajo el manto de alguna música enérgica y repetitiva; me levanto temprano, buscando la novedad con los ojos bonitos y las neuronas (supuestamente) livianas; uso ciertas sustancias "ayudantes", como el tinto nocturno, con el fin de extenderme y lograr algún vomito escrito. La mayoría de veces fracaso de forma miserable y profunda.

Una pregunta nace aquí: ¿Por qué pareciera que nada sirve contra esa ansiedad, que llega como la Tramontana a joderme la vida y las intenciones de crear mis entradas?

La respuesta a esto podría ser: Porque soy un ser que tiene el ambivalente don de distraerse con facilidad. Soy, por decir algo, un distraído ansioso.

Hagamos la suma:

Carácter distraíble con tendencia a la creatividad arbitraria (esto es, cuando me da la gana) + Ansiedad atormentante al escribir que llega porque sí + Deseos siempre insatisfechos de lograr escribir sobre nimiedades atemporales + uso irresponsable de internet ilimitado de 2 megas = Entradas que inicialmente centro en ni persona pero que, a la larga, no van (directamente) a ningún lado.

Uhmmm... esto se pone raro...

Ya está. Voy a detenerme aquí, y pensar en todo esto. O simplemente voy a olvidarlo por ahora. No quiero morir tan pronto.

miércoles, 14 de abril de 2010

Sin sentido escritural

Desde hace algún tiempo no escribo nada, y es que ha habido momentos de gran cantidad de producción escrita, así como temporadas en que mi único contacto con la escritura era por este medio. Sin embargo, ahora ya no estoy seguro ni siquiera de eso; quizás para mí la escritura sea algo de temporadas, el caso es que nada de nada de escritura por estos días en mi vida. Y es que realmente no siento ningún tipo de motivación para hacerlo, ni siquiera el hecho de practicar, de calentar la mano para después, a lo mejor escribir algo que valga la pena. A veces la vida se vuelve este sin sentido que me abarca por completo.


Creo que en momentos como estos no se debería escribir, al menos en mi caso, aunque no duda que haya personas en contra de mi opinión y que de esta sequia escritural logren crear buenas cosechas, pero repito ese no es mi caso y para ser congruente con lo que escribo, chao.

domingo, 4 de abril de 2010

Divagación sobre un video y una canción IV

Llevaba casi una hora y media con la cajita del blogger abierta esperando a escribir algo para esta entrada, y lo único que tenía completo era el título, que resultó ser una continuación de las series que con capricho voy creando para tener, precisamente, un asidero, un gancho para agarrar alguna idea, o para que como mínimo me sirva para dar teclazos... carajo, esto de buscar tema e ingeniarme diferentes formas de decir que necesito escribir ya se me está convirtiendo una costumbre caótica, así que, por ahora, haré lo posible por lograr, en esta entrada, la decencia de ir al grano... bueno, por ser decente y porque me queda poco tiempo... tiempo del que querré hablar en otra entrada, porque ahora quiero que ésta sea más parecida a una salida.

Ahí voy.

Cada vez que trato de divagar sobre una canción y su correspondiente video en especial, y sobre todo, cada vez que trato de atrapar esas divagadas ideas, aparece un nuevo video y una nueva canción, y un nuevo antojo por resultado. Esto podría ser algo que podría haberme servido para hacer una archivo nutrido de vivas divagaciones, pero mi caso no es ese. El olvido, será ese olvido en el que ando, que mantiene mi memoria dañada por tanto usar la atarraya, y me la llena de bobadas de puro colmo. Por eso debo hablar de canciones y videos que me hayan llamado la atención hace muy poco, para que en poco tiempo logre generar alguna coherente tontería sobre lo que quiero compartir. Y como son videos y canciones que he visto hace poco, con la debida suerte y cautela, podrñe escribir sin olvidos. La ventaja que da la frescura. Calambretes... eso me sonó a slogan...

¡Diablongos!, fallé. Ahora, a hablar cualquier cosa del video, para disimular.

Tchavolo Schmitt es un francesete que toca muy bien su guitarra. Y aunque imagino que el tipo éste habrá tocado ya en muchos lugares y momentos distintos, verlo en un escenario como el del video me hace pensar que allí la toca mejor que en cualquier sitio que yo haya o no haya visto. Menuda confianza subjetiva, dirá alguna, pero puede ser que haya escrito eso por aquello de que, como en otros videos, vuelve a pasar que me imagino ahí, esta vez sentado en el prado, un poco incómodo por no poder ubicar mis manos de alguna forma que me permita olvidarme de ellas por esos momentos, pero divertido por el airecillo cómplice que le hallo al jazz manouche cuando lo oigo pasar.

Bahh... si en otras ocasiones no tenía mucho que decir, ahora menos. Y puede ser que quiera terminar porque me dio el capricho, así que poco importa seguir con explicaciones si no tengo muchas ganas. Lo mejor será ver el video. Aseguro sosiego y cierta cadencia percibida en los cachetes.



lunes, 22 de febrero de 2010

Libros libres y libros de otros

Hace algún tiempo, he venido mirando con preocupación la forma tan desorganizada y más bien intuitiva con la que me he acercado a los libros ¡pero si es que tengo muchos títulos en mi biblioteca esperando ser leídos! Y algunos otros que ni siquiera he destapado. Sin embargo cada vez que salgo a encontrarme con mis amigos o a la tertulia, de la cual quizás después hablare, regreso por lo menos con un libro que por extraño que parezca, la mayoría de las veces, devoro sin piedad. Si, en cambio los que tengo en mi casa no se dejan leer, o yo no me dejo atrapar, y cuando los inicio termino siendo infiel a todos. Cada día me dan ganas de leer algo diferente y cumplo mis anhelos sin pensarlo dos veces, he tenido ocasiones donde sobre mi mesa de noche, que son cojines, logro contar hasta más de siete títulos. ¡Caramba! Que desorganizado soy con mis prioridades de lectura.

Un amigo me dijo que así era mejor, que los libros propios deben estar allí en los instantes hasta una temporada de invierno donde todo propicie a la lectura, eso sería muy delicioso y romántico (en el sentido literario) pero aquí que invierno ni que carajos. Por ahora me contento con saber que estoy leyendo, quizás el azar de la vida ponga enfrente de ti lo que necesitas comprender o quizás; simplemente me apasiona leer lo que no puedo tener, vaya uno a saber que videos inconscientes o descarados rodean mis pulsiones.

domingo, 24 de enero de 2010

Divagaciones

Estos últimos días han sido de gran beneficio para mí, he leído bastante, he reflexionado sobre muchos asuntos (que tenia regados por mi mente), he sentido con más intensidad y he logrado producir varios intentos poéticos; no debería quejarme. Sin embargo el miedo social y las pocas posibilidades visibles de conseguir dinero me angustian en demasía. Y es que por primera vez en mi vida me siento desempleado, es una tétrica y extraña sensación para mí. Pues desde que Salí de la universidad he estado vinculado en los planes mecanicistas que tienen la sociedad de consumo preparados para el hombre.

Creo que esto no sería malo si estuviera a miles de kilómetros de aquí, pues podría dedicar más tiempo para mí mismo y mis cosas, pero en este lugar siento las miradas mimetizadas de la gente que espera que pronto pueda decirles “ya estoy trabajando” aunque esto no les sirva de nada, o mejor si, quizás como un adorno, un florero en su cabeza, lo escuchan una vez y ya con eso les basta, solo les interesa que diga esas mágicas palabras y el tema no se vuelve a tocar.

En fin, podría decir que todo anda bien, pero no es así, a pesar de que he podido conectarme más conmigo mismo y mis deseos, aun ronda el fantasma que te inculcan desde pequeño en el cual debes funcionar en sociedad, o al menos aparentarlo, para que los otros no pongan los ojos sobre ti, como si fueras un bicho raro o un tipo lleno de moscas. Estar conectado contigo mismo no es una forma de quitarte de encima de nadie; a menos que por eso logres reconocimiento o dinero, vaya cosas.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Divagación sobre un video y una canción III

Ya lo había dicho antes: me gusta hacer segundas y terceras partes de las cosas. Y más cuando tengo la impresión de que mi caprichoso yo extraña hacer continuaciones de los temas que han sido gratos para su caprichosa existencia. Así que por ahora seré esclavo de las circunstancias y escribiré un poco, un poquito no más, como para quedar en paz con mis obsesiones.

De Corvus Corax supe hace unos años, en una de tantas búsquedas de no-se-qué cosas que nunca se me perdieron y que nunca encuentro, pero en las que de todos modos me llevo cosas para el deleite personal (en la mayoría de casos, valdría la pena aclarar). En un principio no me apetecía mucho su música, pues mi oído aún no se había atemperado a los extremos de la actualidad de esta entrada. Pero la vida en la atarraya se encarga de llevarnos de nuevo hacia lo que es bueno las veces que sean necesarias para que nos convenzamos de ello, y por ello hace poco re-descubrí los sabores medievales y frenéticos de estos germanos endiablados, y antes de que termine sobreadjetivando, diré que el reencuentro fue sabroso; pude ver con mayor claridad un sonido cargado de júbilo desordenado, concentrado en melodías enérgicas y de divertido misterio, que de alguna forma me hacen desear estar en algún loco recital protagonizado por ellos, borracho hasta las canillas, saltando en masa con personajes cercanos y lejanos, hipnotizados todos por gaitas, tambores y violas de rueda en las manos. ¡Qué fantástica orgía disfrutaríamos! Los tendré en cuenta si en algún momento futuro me da por concretar y limitar mis gustos musicales, momento que espero que no llegue jamás...

Soy consciente de que no he dicho todo lo que podría decir acerca de las impresiones e ideas emergentes tras escuchar y ver en una ventanita pixelada a estos monstruos. Es más, tengo la sensación de no haber dicho nada. Poco importa, e incluso me divierte la idea de no haber dicho nada en tantas líneas organizadas. Ya algún distraído sacará provecho de lo que he redactado. Eso sí, espero, que, como mínimo, más de un distraído encuentre en el pequeño rastro audiovisual que incluyo algo de lo que yo encontré en el mismo: ¡Ganas de empuñar las manos y gritar al ritmo del Saltarello en la sala o el estudio de la casa!

Sí, eso hice, y qué. Ahí les va, corderitos: