Aaron Ramsey nunca fue santo de
mi devoción. Se suponía que él era un volante ofensivo pero se la pasaba
tomando malas decisiones, sucumbía a la presión de la defensa rival y era
lento. Además, siempre se mandaba alguna torpeza que dejaba al equipo mal
parado. Sin embargo Wenger insistía en ponerlo, por encima de jugadores que yo
consideraba mejores —o al menos con mejor criterio— como Arshavin o Rosicky. El
equipo se volvió ineficaz y empezó a caerse de las copas. Lo que más nos
alteraba a los hinchas era que Wenger insistiera con él, como si fuera su
favorito. Lo ponía en cualquier posición, casi que sin criterio, siempre de
titular. Nadie entendía esto, salvo por la atenuante de que volvía de una larga
inactividad por esta fractura:
Pero a mí eso no me convencía. Ni
a mí ni a muchos hinchas. Llegué a pensar que Wenger solo lo ponía por lástima,
o por terquedad, para probar que su capacidad para descubrir talentos estaba
intacta. Yo escribía cosas así:
Lo que sí recuerdo es que lo que Ramsey hizo en el minuto 21 (se pegó una dormida monumental y se dejó robar la pelota del lateral izquierdo rival) hizo que puteara como nunca en la vida lo había hecho. Después hizo un pase mal tras otro. No puede ser que un individuo así juegue en Arsenal; es inadmisible. Gervinho entra en otra discusión. Es un carroloco pero al menos tiene virtudes (velocidad y gambeta loca); en cambio, lo de ese muchacho Ramsey realmente da pena y frustración. Cada vez soporto menos a esa boñiga con patas.
Incluso yo, en mi ineptitud para
jugar fútbol, me comparaba con Ramsey. En esa época jugaba fútbol todos los
viernes y rendía como él, como un pollo sin cabeza, torpe e improductivo.
Llegó la segunda ronda de la
Champions League, contra el Bayern Múnich, que ganó sin mucho problema el primer partido en
Emirates. Mientras tanto, en la liga, estábamos en una pelea difícil y de largo
aliento por el cuarto puesto, el último que daba paso a la Champions League del
otro año. Por motivos económicos (más que deportivos, parece), no clasificar es
una catástrofe para Arsenal, de manera que ese cuarto puesto se había vuelto como un
trofeo. Arsenal estaba muy quedado a esa altura de la temporada y Tottenham y
Chelsea tenían todo a su favor para quedarse con esos puestos. En eso llegó el
partido de vuelta contra los alemanes y Arsenal, que solo se atreve a jugar
bien cuando ve todo perdido, estuvo al borde de remontar, impulsado por el
espíritu de la casi remontada de la temporada anterior contra el Milan. Se le
ganó al Bayern allá en Alemania dos a cero. Si bien esto no alcanzó, los
jugadores se dieron cuenta allí de que sí podían, de que tenían fuerzas para
remontar lo que fuera, y entonces se convencieron de que con un objetivo claro
podían alcanzar cualquier propósito. Empezó una racha importante de partidos: el tramo
final de la Premier League, ya bajados de todos los otros torneos.
No sé si ese punto fue culminante
para el redescubrimiento de Ramsey, pero sí sé que en esa racha él se erigió
como uno de los jugadores más consistentes y de más entrega en el equipo.
Wenger lo puso a jugar mano a mano con Arteta en el medio, más atrás de lo que
venía jugando antes, gracias sobre todo a que las otras alternativas para eso,
Wilshere y Diaby, estaban lesionados.
Ahí destellaron las virtudes de
Ramsey, las mismas que antes estaban opacadas: su capacidad de correr por toda
la cancha los noventa minutos y su visión de juego. Allá atrás, sin tanta
presión, sus pases cortos, que en el ataque eran tímidos y estúpidos, se
volvieron eficaces. Su juego conservador adquirió una funcionalidad importante
y empezó a jugar con más panorama para tomar decisiones. También creo que es
muy importante que el tipo que esté al lado sea una garantía de experiencia y
de talento: Wilshere se nutrió de Fabregas, y esta vez Ramsey evidentemente aprovechó
a Arteta.
Con esa tranquilidad Ramsey recobró
la confianza que tenía perdida desde la fractura. Como una historia que solo
puede provenir de Arsenal, Ramsey se redimió:
Terminó la última temporada en un
gran nivel y ya no lo cago tanto a reproches, aunque considero que las tareas
que cumple dentro de la cancha lo superponen con otros jugadores, como el mismo
Arteta y Wilshere, y esos dos por ahora son superiores a él. No sé si podría
decirse que Wenger se salió con la suya. Me da la impresión de que entre tanta
improvisación finalmente le encontró la vuelta de casualidad. Lo que me parece
significativo es que la historia de este jugador tiene la marca propia del
Arsenal de los últimos años: buen toque y talento, amenazados por una tragedia,
que después se controla con espíritu combativo y sacrificio. Eso es el equipo y
en ese sentido se podría decir que el tipo representa bien sus valores.
Curiosamente, yo también me
estaba redimiendo en mis partidos de fútbol. Estaba empezando a agarrarle el
ritmo a la cuestión y mejoraba, pero una lesión —ajena— me sacó definitivamente
del equipo. No volví a jugar desde entonces. Algo parecido a Ramsey, pero sin redención.
P.D.: No veo videos solo por hincha: me gusta mucho la combinación de fútbol con música. Acá hay más de Ramsey con música que me gustó:
P.D.: No veo videos solo por hincha: me gusta mucho la combinación de fútbol con música. Acá hay más de Ramsey con música que me gustó:
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