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viernes, 6 de septiembre de 2013

Sobre Raymond Carver

Creo que tengo que hablar de Carver, de lo que significa para mí, de lo que continuamente sigue marcándome cada vez que leo uno de sus cuentos o de sus ensayos (Nunca leí su poesía y la verdad temo hacerlo). Pero Carver con la prosa es un maestro, un tipo que sabe perfectamente como organizar y escoger las palabras para ir tejiendo una trama de lo que uno no se puede escapar.

Aun así, si alguien me preguntara que hace a Carver tan especial me vería en problemas, no son sus temas, que por demás, son sumamente minúsculos y cotidianos, quizás demasiado cotidianos. ¿Será que es eso? ¿La cotidianidad de sus situaciones? Yo diría que quizás tenga algo que ver pero que allí no radica su esencia, creo que hay algo en su forma de organizar las palabras, de construir sus personajes que trascienden todos los canones y denominaciones, hay en sus cuentos, un elemento que quizás podría atreverme a llamar místico, e insisto no es directamente por los temas que trata, creo que lo que quiero decir es que en la extrema simpleza con la que narra está la profundidad, está la armonía y la belleza de su obra, el increíble magnetismo con que te atrapa, la facilidad con que te pone en un estado sumamente espiritual y contemplativo. Cuando leo Carver el mundo con sus constantes paradojas es mucho más agradable, sus palabras me alejan de cualquier intento de acercarme a mecanismos de evasión como el alcohol o las drogas; Carver produce con sus palabras un estado autentico de bienestar psíquico y corporal que es difícil de explicar pero que para mí es tan verdadero como cualquier otra senda de iluminación.


Mientras escribía esto pensé que mis palabras podrían ser algo exageradas, pero realmente Carver invoca en mi fuerzas que pocos autores (muy pocos) logran. Esto no deja de ser curioso porque Carver no es el tipo de escritor que suelo leer, el tipo de literatura que más me importa. Pero no deja de sorprenderme una y otra vez, con o sin la mano de Gordon Lish . Quizás deba dejar de tenerle miedo a la poesía de Carver, pues sus cuentos no son solo misteriosos, nostálgicos y bellos, también son profundamente poéticos, puede ser que  ahí radique el inmenso poder al que me someto cada vez que abro uno de sus libros.

jueves, 9 de mayo de 2013

Super Nintendo, un viaje en el tiempo.


Los sábados, antes de que saliera sol ya estaba despierto, era un día especial para mí, en unas horas iría al centro comercial La quinta y alquilaría un juego de Super nintendo. Hacía casi un año que lo venía haciendo salvo contadas excepciones. Me levantaba muy temprano, me quedaba con los ojos clavados en el techo hasta que salía el sol, bajaba, me bañaba y me tragaba el desayuno literalmente. A las ocho en punto pasaba barrero por mi casa y cruzábamos la calle para tomar la buseta número ocho que iba por toda la avenida quinta donde quedaba el centro comercial.
La mayoría de las veces éramos los primeros en llegar, nos hacíamos delante de la puerta y esperábamos a que llegaran los dueños, algunas veces había algunos niños liderando la fila, pero por lo general nosotros éramos los primeros. He olvidado el nombre del local, ha pasado mucho tiempo desde aquello, lo que si recuerdo es que el local era de dos pisos, con unas escaleras metálicas que pasaban por encima de la cabeza de los dueños (que eran dos) que estaban detrás de un enorme mostrador negro, atrás de ellos una enorme repisa donde estaban exhibidos los juegos de Super Nintendo, nuestro tesoro.


No recuerdo cuanto pagábamos en esa época, cinco mil u ocho mil pesos, lo cierto es que podíamos alquilar los juegos después de una subscripción en compañía de nuestros padres (Así que me imagino que la primera vez fuimos con nuestros padres o con los de alguno de los dos) y llevárnoslos a casa por todo el fin de semana. Después de alquilarlos rara vez nos veíamos los fines de semana, llegábamos del centro comercial a la casa de Barrero, probábamos los juegos de ambos e intercambiamos opiniones, luego me marchaba a mi casa a jugar todo lo que pudiera. El objetivo de ambos era intentar rescatarnos los juegos durante el fin de semana, de lo contrario tocaba volver a alquilar el mismo juego el siguiente sábado, cosa que no quería ninguno de los dos. Cuando teníamos dudas sobre algún juego o algo que decirnos nos llamábamos por teléfono y luego seguíamos con nuestro juego.

Fueron buenos momentos los que disfrutamos de la simpleza de los 16 Bits y del placer y dificultad de tener un juego original en nuestras manos. Nunca voy a tenerle más cariño a otros juegos que no sean los que rescaté por aquellos años: Zombies ate my neightbors. Top Gear, Donkey Kong, Mario World y muchos más. Ya no hay forma de volver atrás ahora tenemos consolas con grandes juegos que parecen películas y yo no me he quedado atrás, tengo consolas de última generación con más de cincuenta juegos piratas que compro en los San Andresitos y sin embargo cuanto más los juego más recuerdo aquella época en que tenía un solo juego y me tocaba subir al centro comercial en compañía de Barrero para tener así fuera por unos pocos días esos maravillosos juegos.

Infiltrado Táctico :  Gloria eterna a Top Gear que nos enseño a Jugar con Caja Manual.  

jueves, 21 de marzo de 2013

21 de Marzo día de la poesía


Si bien no soy muy fanático de celebrar en días específicos lo que se podría celebrarse todos los días (solo por convicción personal), me uno a celebrar el día de la poesía, porque se lo merece, porque a mi me salvó la vida y siento que debo dejar testimonio de ello, porque la poesía es salvación, es esperanza, es belleza; porque la palabra es un regalo(a veces maldición) del universo exclusivo  para los hombres.

Siempre se ha hablado de la inutilidad de la poesía, y de hecho la tiene para el mundo moderno donde todo se valora desde la productividad, desde ahí tienen razón; la poesía es la más inútil y pobre de todas las artes. Sin embargo, esto no quiere decir que la poesía carezca de utilidad, que no tenga en su haber el pecho de muchas almas que han encontrado el sentido y la belleza, que a veces parece inexistente en el mundo, frente a su mirada: mirada insolente, mirada descarnada, mirada invisible que teje el destino de todos los hombres.

Si, la poesía tiene mala fama, es inútil, en muchos casos difícil y además cursi, evoca tiempos de  viejos de los cuales ya nadie quiere acordarse, nadie en este mundo capitalista quiere salvarse, porque nos han obligado a creer, y lo triste es que nos han obliga y no nos damos cuenta, que la felicidad, que el bienestar, se encuentra en tener plata, en tener una linda casa y llenarla con cosas que son más inútiles que la poesía, que para quién saben cortejarla es la única carta de salvación, la única que te acompaña hasta la muerte, la única que puede acercarnos a nuestros amigos, a los  muertos y a los pájaros; la poesía es la única que puede transformar nuestras almas y hacernos soñar con que un mundo mejor es posible. Pero de eso nadie se da cuenta, porque los poetas son viejos ridículos y borrachos que nadie escucha y menos se explican como publican libros si no tienen lectores y mucho menos  lindos autos de los cuales bajarse a firmar autógrafos en las puertas de los centros comerciales. Si, todos ustedes tienen razón, aun así la poesía y los poetas siguen sosteniendo al mundo en secreto desde pequeñas habitaciones.

Comparto con ustedes uno de esos muros invisibles que solo se divisan desde la profundidad del alma:

Cuando Todos se Vayan
(Jorge Teillier)
Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.

viernes, 1 de marzo de 2013

A Olga orozco


Ya  me iba a la cama cuando apareció su voz. Esa voz oscura y rugosa  que yo sentía, ya me había habitado de alguna forma; aunque nunca la hubiese escuchando antes. Lo que quiero decir es que no era la primera vez que su voz venia a salvarme (Porque muchas veces somos salvados, aunque no nos demos cuenta, o no queramos darnos cuenta).

Ella estaba ahí, frente a mi pantalla, diciendo tantas cosas que no tuve otra opción más que mirarla, que perderme en esa atmósfera cálida y a la vez tenue que genera su presencia. Hablo de Olga Orozco, hablo de la poesía hecha carne, de la oscuridad hecha luz.  En esta ocasión se trataba de un especial sobre su vida transmitido por el canal Encuentro, que para mi desgracia terminó unos pocos minutos después. Mientras veía los créditos, decepcionado, solo atine a repetir, casi como un mantra “Ojala lo hubiera visto desde el principio”. Las propagandas llegaron y alisté todo para ahora sí, más derrotado que nunca, ir a la cama. “Ojala lo hubiera visto desde el principio”.

Pero mi sorpresa llegó cuando tras la propaganda empezó de nuevo el documental, ¿cómo era posible que en un canal de la televisión pública dieran dos veces seguidas el mismo programa? No, tenía que ser un error de ellos, o  quizás una contestación que me hacía Olga Orozco, estuviese donde estuviese. Preferí creer lo segundo y así fue que todo comenzó. Un reencuentro con los poemas y su poesía (No solo en los poemas hay poesía) ausente de mi vida por casi dos meses.



Yo escuché a Olga Orozco y ella a su manera divina hizo lo mismo conmigo, una vez más me rescató de los fríos infiernos, y yo ahora escribo estas palabras para demostrarles a los incrédulos, que si es posible hablar con los muertos. 

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Hesse y los refugios de acuarela


No sabía que Hesse pintaba. Me enteré hace poco mientras leía su biografía. Parece que empezó a pintar como terapia, me atrevo a decir que por sugerencia de Jung, con quien se analizó por un breve periodo (luego mantendrían una comunicación epistolar). Pero Hesse encontró en sus paisajes algo mas allá que una terapéutica del yo; encontró una puerta que lo acercó a dimensiones que se le escapaban en las palabras. Tras la primera pincelada, que la dio rondando los cuarenta años, no paró más hasta el final de sus días.

Debo reconocer que no me sorprendió su trabajo como pintor, cosa que si me ocurre con sus libros, pero esto no les quita su inmenso valor estético, ya sabemos, en cuestiones de arte…

Pero hay algo particular, una huella única que se vislumbra, al menos a mi juicio, en todo lo referente al autor. Eso que si me movió profundamente fue el tema de sus acuarelas, casi todas sus pinturas involucran dos elementos de forma inseparable, las casas y los prados; me atrevería a decir que en su trabajo pictórico en realidad el tema, predominante, que se muestra, obsesivamente son los refugios. Las casas, que todo lo dividen y que nos recuerdan constantemente nuestra irresoluble separación de lo natural. Pero por otro lado los arbustos, las praderas que ocultan la casa y por ende a sus habitantes de los demás, de los otros. Separación e unión, intentos desesperados de Hesse por reconciliarse consigo mismo y con la naturaleza a la que fue obligado a renunciar. Un interesante entramado nos teje este escritor Suizo en sus pinturas, al que yo agregaría un tercer refugio, el acto de pintar en si.

Descubrimos así, una nueva faceta de Hesse, el de prófugo, lo que queda por resolver, es ¿de que se escondía incesantemente el escritor?

Link de galería virtual Hesse: http://www.hermann-hesse.de/es/node/829

miércoles, 20 de enero de 2010

Partió Erich Seagal

Este miércoles murió en los Londres, a los 72 años, un guionista que sin conocer a fondo logró realmente pegarme un sacudón y no solo de diversión. Hablo de Erich Seagal de quien solo conozco la novela “love story” de la cual luego se sacaría película, y el fantástico guión de la película de culto “Yellow Submarine”. Si, hablamos de la misma ,de la película de los Beatles.

El escritor murió luego de un ataque cardiaco el domingo reportó su familia este miércoles. Seagal padecía desde hace treinta años la enfermedad de Parkinson y durante todo este tiempo libro una dura batalla contra este mal. Desde la distancia mi admiración a este hombre, con su genialidad logró cuestionar, conmover y hacer reír a mas de una generación de soñadores que buscamos trascender por medio del buen cine y demás expresiones de arte. Sea.

viernes, 1 de enero de 2010

Los trenes y la Literatura Chilena (Homenaje a Jorge Teillier)


Cada creación esconde en sus colores, palabras o formas un entramado de universos que solo pueden aprehenderse cuando se buscan sus orígenes en las fronteras del alma de su creador. Sin embargo este universo es casi palpable, sentible, digerible sin la necesidad de ser preso por el entendimiento, pues la obra es reflejo de un creador que ha sido superado por su obra. Cada artista difiere de los otros, debido a la misma naturaleza de su pensamiento y emociones que han sido nutridas por elementos diversos que determinan su posición en el mundo.

A pesar de esas diferencias que habitan en cada artista y que son propias de sus interacciones, experiencias, miedos y demás, hay elementos inconscientes; arquetipos que llegan siempre ha calar tan profundo en una generación o en un país que producen maravillosas antologías en torno a un solo tema. Ese es el caso de la Antología El tren en la poesía chilena realizada por el poeta austral Jorge Montealegre, quien en homenaje al fallecido creador Jorge Teillier reúne los mejores poemas construidos en torno a este viaje a través de vagones, paisajes y mundos que solo el que se dispone a viajar, a internarse en la profundidad de paisajes lejanos logra atrapar. Cada poeta de esta antología posee su propio universo, sus propias indagaciones, diversas entre sí, pero que con motivo del tren, arquetipo de la literatura y poesía chilena se unen en un solo encuentro, en un solo universo que llamamos chile. La lectura de cualquiera de los poemas nos permite sumergirnos en el universo privado de cada poeta, de su subjetividad, de sus emociones, pero todo atravesado por un momento y un modo de ver el mundo ligado a los viajes en ferrocarril.

Así como sucede con los trenes en chile, cada país posee elementos colectivos de los cuales se nutren la escritura y el arte a lo largo de la historia y del tiempo, pero no son tan visibles debido a que en ocasiones no se generan apoyos y espacios para la compilación y exhibición de estos aconteceres que no solo enaltecen la poesía, sino que rescatan las raíces y características de la forma de vivir de los diferentes pueblos.

Quiero terminar este sencillo homenaje con un poema de este magnifico escritor Chileno de su libro Los trenes de la noche, 1964.

17


Ha terminado el verano.
Regreso a la ciudad como tanta otras veces
en el sudoroso tren de la tarde.

Ha terminado el verano,
no sin antes marchitar con sus manos polvorientas a los girasoles,
no sin antes resecar los cardos que crecen junto a los rieles.
A la ciudad debía acompañarme el viento del sur.
El viento que se queda rondando por los campos y es el sereno
que los villorrios escuchan sin esperanza todo el invierno
como ancianos que en caserones ruinosos pegan sus oídos a relojes sin agujas.
El viento que barre con cardos y girasoles.
El viento que siempre tiene la razón y todo lo torna vacío.
El viento.
Quizás debiera quedarme en este pueblo
como en una tediosa sala de espera.
En este pueblo o en cualquier pueblo
de esos cuyos nombres ya no se pueden leer en el retorcido letrero indicador.
Quedarme resignado como una mosca en invierno
escribiendo largos poemas deshilvanados
en el reverso de calendarios inservibles
sin preocuparme de que nadie los lea o no los lea,
o conversando con amigos aburridores
sobre política, fútbol o viajes por el espacio
mientras tictaquean las goteras del bar.

Todo empieza a quedar en penumbras.
El viento apaga la luz de los últimos girasoles.
Todo está en penumbras.
La campana anuncia la llegada del tren
y siento el mismo temor del alumno nuevo
cuando sus compañeros lo rodean en el patio de cemento de la escuela.
Pero debo dejar el pueblo
como quien lanza una colilla al suelo:
después de todo, ya se sabe bien
que en cualquiera parte la vida es demasiado cotidiana.

Hasta luego: rieles, girasoles,
maderas dormidas en los carros planos,
caballos apaleados de los carretoneros,
carretilla mohosa en el patio de la casa del jefe-estación,
tilos en donde los enamorados han grabado torpemente sus iniciales.

Hasta luego,hasta luego.
Hasta que nos encontremos sin sorpresa
viajando por los trenes de la noche
bajo unos párpados cerrados.