Sigo
aquí, en el hotel, ya sin las presiones de la facultad, y sin embargo nada
fluye de Mí. Muchas veces he escuchado que la escritura deviene de una obsesión;
que la literatura esta hecha de obsesiones. En la poesía se habla de temas que
han dado vueltas y vueltas en la cabeza y en el alma de los poetas, y que sin
más remedio son exorcizados por la salmodia de la palabra. En los cuentos
ocurre lo mismo, una idea que no logra dejarte en paz, y en la novela, en la
novela yo no sé; supongo que lo mismo.
Pero a mí no me obsesiona nada, ningún
tema queda taladrando mi cabeza y mucho menos me lleva siquiera a vislumbrar mi
alma. El olvido es tan tajante en mí que todo, por más que en su momento me
haya causado un fuerte sacudón espiritual, se desliza y se pierde en lo más recóndito
de mi memoria; todo fluye en mí como un gran río de lava.
Entonces,
¿podré ser escritor? Quizás no, pero ya estoy aquí, así que voy a intentarlo,
ya he puesto en juego demasiadas cosas como para no intentarlo.
Resulte
o no haré de esto mi destino inmediato, intentaré contar historias, remover mi
cabeza, estrujar mi corazón. y si después… no ocurre nada, entonces empezaré de
nuevo. Pero por ahora, como dice Bukowski, no queda más que darle duro a estas
teclas, exprimirlas, a ver si surge la sangre de algún lado.
Podría escribir entonces sobre su falta de obsesión sobre las cosas, ¿No?
ResponderBorrar¡Qué bueno que retomaron el blog y con un nuevo fruto!
¡Un abrazo!
Si, viejo es una buena opción, lo he pensado, aunque aún no lo logro porque no me obsesiona escribir sobre eso, xd. Abrazo.
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