domingo, 22 de noviembre de 2009

Me gusta/No me gusta III

Me gusta gritarle improperios y tonterías a las "chivas". Tal vez haga lo que viene a continuación movido por la esperanza de tener lectores de otros espacios y momentos de habla hispana, pero como la esperanza en este caso no incomoda, pasaré a un intento de explicar a qué se le llama "chiva" en Colombia, para que aquel hispanohablante o fanático del idioma castellano ajeno a estos modismos pueda hacerse a una idea. Con el sustantivo "chiva" nos referimos, principalmente, a tres cosas: a los mamíferos bóvidos de cuernos y barba que habitan colinas y balan por todo, al acto de copiar las respuestas de un incauto compañero en medio del examen (hacer "chiva"), y a los famosos y coloridos buses escalera que recorren los caminos colombianos y ecuatorianos, adaptados de forma artesanal para el transporte público rural, y últimamente adaptados para transporte turístico y recreativo. Es precisamente a estos vehículos turísticos a los que yo les grito las cosas más extrañas y estúpidas que se me puedan ocurrir cuando las veo pasar.

En la noche, sobre todo los fines de semana, se ha vuelto común ver buses de colores atiborrados de gente, errabundos, andando y parando sin descanso en muchos lugares, envueltos en un caos de música crossover y botellas de aguardiente que parecen tener la propiedad de la generación espontánea porque nunca las veo acabarse. Me divierte ver cómo la gente se esfuerza por divertirse permaneciendo varias horas de la noche dentro de un bus que vibra dantescamente al andar, ruidoso, incómodo y falto de espacio (donde no cabe ni el más pequeño sentido común), y me divierte más ver cómo los pasajeros, a pesar de tener apenas espacio para el oxígeno que malrespiran dentro de los armatostes festivos, tratan de bailar al son de lo que les pongan, sin que les importe el roce humano apabullante. Probablemente algunas personas tengan la ventaja de practicar el baile hacinado si están rodeados de bellos ejemplares del sexo opuesto, con los cuales el roce humano se hace, como mínimo, algo más (mucho más) que "tolerable"...

Por eso me gustan las chivas, porque cuando veo una Chiva y le grito cualquier borronada, la gente reacciona gritando con más ganas, y me disfruto mucho sabiéndome víctima de mis carcajadas, porque veo en las chivas un hermoso ejemplo de estupidez festiva: la oportunidad perfecta para apagar el cerebro. Y ahora que lo menciono, puedo decir también que me gustan las chivas.

1 comentario:

Nos gusta que prueben algo de nuestros frutos sin más, pero nos gusta más cuando nos hacen saber si los temas están jugosos, si hay muchas pepas entre ideas, si el sabor de su lectura es bueno o si están biches o muy maduros; Así que adelante, deja tu semilla, tu esputo, tu abono o tu espalda para recostarte, lo agradeceremos y sabremos darle su buen uso.