jueves, 8 de septiembre de 2011

Por qué no lavé los platos

Si usted no vive conmigo y lee esta entrada, tal vez no entienda la razón por la que escribo esto, pero no se preocupe, que más adelante explicaré el motivo. Pero le advierto que puede que se arrepienta de saber algo tan absurdamente aburrido como lo que sigue en breves líneas. Así son las cosas, ¿sabe?, tómelo o déjelo, por ahora no me importa mucho...

Ahora, si usted vive conmigo y está leyendo esto, podré suponer que lo hace guiado por la nota. Si no leyó la nota o no supo nunca de su existencia, tal vez se deba a que revisa regularmente este blog y se encontró con esta entrada, que lo dejará intrigado o al menos inquieto acerca del motivo que me movió a redactar esto, aunque por otro lado usted podría suponer qué rayos pasó por mi cabeza para llegar a este punto de las cosas. Pienso que la última posibilidad que planteo amenaza con ser aparatosa y poco probable, así que me aventuraré a pensar que sí leyó la nota, y a explicar, simplemente, qué pasa.

Es por nosotros sabido que en la casa hay ciertos quehaceres diarios de los que nos debemos encargar. Y aunque sobre decirlo, lavar los platos no es una excepción. Sabemos que la idea es no dejar platos sucios para el otro día, que es mejor comenzar la mañana con el fregadero limpio. Y sabemos que para que pase esto, tenemos dos opciones: o comer afuera siempre y usar cubiertos desechables todo el día, o lavar los platos en el acto. Y a pesar de que no tenemos ningún tipo de reglas para determinar quién se encarga de los platos cada vez, pienso y siento que ahora (o en ese momento) debía ser mi turno y que me correspondía lavarlos. Pero no lo hice. Lo lamento mucho, ofrezco disculpas, pero no lo hice. Estaba cansado, me dolía la espalda, veía el fregadero con los platos ahí, y no habían muchos pero igual ahí estaban, esperando ser lavados por mí. Sí, eso es, me estaban esperando y eso me desesperaba un poco. Y yo iba a lavarlos de todos modos, lo aseguro, iba a lavarlos. Pero no pude. O sí pude, qué carajos, pude haber sacado tiempo, estirar un poco la espalda, pero no quise, lo confieso. O incluso no es que no haya querido, sino que al ver la escena en la cocina, pasaron dos cosas:

  1. Me perdí en el tiempo por culpa del internet o más bien por mi descontrolado uso de internet y luego ya era muy tarde en la madrugada y el sueño me invadió.
  2. Quise hacer el mal chiste de escribir esta entrada, de hacer que, por los méritos de la curiosidad, consultaran el blog.

Probablemente cuando me vean me dirán que en vez de perder el tiempo escribiendo esto pude lavar los platos, que esto es una tremenda tontería, probablemente se rían un poco, o se rían mucho, o no se rían nada y tampoco me digan nada porque tal vez lo que hice no les interese en lo más mínimo. Probablemente la primera persona que haya visto la nota la bote a la basura y lave los platos antes que yo, haciendo que todo el sentido de la nota se pierda. O probablemente lo que se pierda sea la nota y por eso nadie la lea. Probablemente no pase nada, los platos los lave yo y nadie se entere de que hubo una nota. No sé. Y puede que no importe demasiado.

Al menos me reí un rato al hacer la nota y pensar en la idea de redactar esto, y en imaginar qué dirían de esto tanto los que viven como los que no viven conmigo (o debiera decir conviven, o convivimos... es difícil hallar la expresión adecuada, lo siento). Ya con eso mi pequeño esfuerzo valió la pena. Espero.

Ahí está, me reí otra vez.


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Ah, bueno, tal vez podría agregar una tercera cosa:

  • Se me ocurrió que armar este minúsculo rollo (o ejercicio, o juego, o manejo extraño del tiempo) me serviría para volver a escribir en el blog, y celebrar con ello el derecho a la escritura al servicio de nada, sin objetivos aparentes, sin temor de que quien me lea piense y digas cosas que no querría que piensen o digan de mí. El riesgo existe, escriba o no, y es bueno saber que cada vez eso me importa menos.

Si quiere saber más sobre este rollo pregúnteme personalmente o escríbame a fozzo444@hotmail.com,

5 comentarios:

  1. Leí la nota, disfrute la entrada y me alegra que el juego se haya convertido en una entrada. Convivo con usted, hace poco llegue y allí abajo siguen los platos, cada vez mas, mas y mas platos. Me inquieta saber que escribirá mañana si termina leyendo esta no ta antes que lavar los platos. Xd.

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  2. Fonso Jesuscristo Satanás Gandhi: Está muy claro que lo suyo es escribirle a esa nada que nos traga. Su creatividad y Talento justifican algunos cuantos platos sucios, así que no pierda tiempo lavándolos; gracias por el penúltimo párrafo(nso). Y que todo se vaya al grandísimo fonso.

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  3. Y por el antepenúltimo párrafo, y por el último también. Qué bueno tenerlo de vuelta.

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  4. Yo vivo con usted y nada me importa que los platos estén sucios, siempre hay mas en el mueble. El día en el que ya no quede un plato limpio, compraré mas por dos motivos básicos: Odio lavar los platos y me encanta la idea de que usted tenga que lavar esos millones de platos, vasos, cubiertos y basura que riendo a veces y llorando otras dejaré en la pileta.

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