jueves, 29 de abril de 2010

Sin sentido en la escritura

Sí, el título de mi entrada es una parodia. Más precisamente de una entrada de este blog. Y más precisamente de la entrada que antecede a ésta. Así lo habrá visto nuestro probable lector (su género o número, no importa), claro, si sucede también que es un probable lector concurrente de lo que subimos aquí. Pero si ese probable lector es también un probable lector concurrente de nuestras letras, podré suponer que se dará cuenta de igual modo que el contenido de esta entrada tendrá poco que ver con el contenido de aquella a la que parodio con mi título.

¿Por qué tiene poco que ver si el título es una parodia que sugería que el contenido de mi entrada también debía ser paródico? Porque la entrada tiene que ver más conmigo que con el hombrecillo que redactó la entrada parodiada (en parte, como ya se sabe). O, sencillamente, porque muy pronto he perdido el sentido que necesitaba para orientar la escritura de esta entrada, que sí, lo admito, concebía como una parodia completa, una burla descarada, un chascarrillo extenso.

Y es que tengo problemas. Con los dias veo que me es más difícil escribir, tal y como a Heroedeleyenda. Sobre esto ya habré escrito lo suficiente por ahora. Ahora bien, en el tortuoso proceso que ha sido redactar estar entrada que ya perdió su sabor satírico, he podido darme cuenta de un obstáculo (por desgracia) muy efectivo contra la escritura: esa maldita ansiedad, que nace, crece y me estorba en el contacto con este estúpido computador. La siento llegar cuando noto que muevo mi pie derecho más de lo normal, cuando golpeo mis dientes con mis dedos y abro y cierro la boca para producir diversos sonidos, cuando tengo ganas de gritar y me hago traquetear los nudillos.

Entonces, cuando la ansiedad llega de lleno, todo lo que tengo para escribir, las ideas cazables, el tema ajustado, la disposición fresca y la sensibilidad en los dedos perfecta para sentir placer mediante el tecleo compulsivo, todo se va al carajo. Pero al puro carajo. Al carajo que reside en la basura. Del que huele a tiempo mal mezclado.

A veces trato de enfrentar esa ansiedad: me fuerzo a escribir de cualquier manera, bajo el manto de alguna música enérgica y repetitiva; me levanto temprano, buscando la novedad con los ojos bonitos y las neuronas (supuestamente) livianas; uso ciertas sustancias "ayudantes", como el tinto nocturno, con el fin de extenderme y lograr algún vomito escrito. La mayoría de veces fracaso de forma miserable y profunda.

Una pregunta nace aquí: ¿Por qué pareciera que nada sirve contra esa ansiedad, que llega como la Tramontana a joderme la vida y las intenciones de crear mis entradas?

La respuesta a esto podría ser: Porque soy un ser que tiene el ambivalente don de distraerse con facilidad. Soy, por decir algo, un distraído ansioso.

Hagamos la suma:

Carácter distraíble con tendencia a la creatividad arbitraria (esto es, cuando me da la gana) + Ansiedad atormentante al escribir que llega porque sí + Deseos siempre insatisfechos de lograr escribir sobre nimiedades atemporales + uso irresponsable de internet ilimitado de 2 megas = Entradas que inicialmente centro en ni persona pero que, a la larga, no van (directamente) a ningún lado.

Uhmmm... esto se pone raro...

Ya está. Voy a detenerme aquí, y pensar en todo esto. O simplemente voy a olvidarlo por ahora. No quiero morir tan pronto.

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