viernes, 13 de diciembre de 2013

Pensamientos flojos VIII

(Los siguientes son algunos pensamientos flojos escritos en momentos diferentes, y que por desgracia no están fechados en forma individual. Fiel a la serie, son flojos y, en algunos casos, sin editar. Y que publico porque sí... incluso con las notas que suelo ponerme a mí mismo cuando dejo un texto a medias. O no tanto porque sí, sino porque más adelante quiero revisar qué era lo que a veces pasaba por mi cabeza antes de publicar algo. Como una oportunidad de ver los pentimentos... bueno, eso suena pretencioso, lo admito. Y se que la cosa se agrava cuando, al ponerme a analizar bien, caigo en la cuenta que, igual, publico borradores de ideas con la cara lavada y unos cuantos acicalamientos. De todos modos quiero hacerlo, tener el registro publicado de una entrada en su versión cero, antes de entrar en la tan sobrevalorada versión uno. 

O bueno, yo no se... de pronto me estoy dando mucho palo con esto. Qué importa que estos sean borradores. Mi idea con este blog nunca fue realmente literaria en un sentido estricto, si bien trato a menudo de reflexionar sobre ciertas situaciones con un mínimo de seriedad en publicaciones que, espero que en la mayoría de casos, me sirvan como base, como germen, como semilla para futuros escritos más pensados y más luminosos, si se puede.

Dejo entonces estos pensamientos flojos e incompletos. Ya veré después qué me digo acerca de esto.)



---

Estuve leyendo algunos de los otros Pensamientos flojos. Y quise continuar para seguir usand los números romanos. Pero parece que tal tontería no me funcionói, y ahora no se que escribir.

---

Bueno, ahora lo intento de nuevo. Acabo de llegar a la casa. Tengo algunos tragos encima. Bah, como si eso bastara para escribir. Pero así me pasa, que me dan ganas de escribir porque estoy tomado y veo chispitas cuando veo al teclado porque todavía soy un chuzógrafo que no se a treve a dar el salto y mirar solo a la pantralla.

He decudido testearme, saber mis límites. Por eso no piensoi corregir los errores ortográficos, gramaticales o tipográficos que mis pensamientos glofos VIII me hayan inspirado. Al carajo con eso. Voy a consignar como se pueda

A pesar de que en el fondo se que me hago trampa. MUnca dejo de corregir, de poner el de do en la llaga. A veces hay ua palaBGRA que est´a mal puesta y simplemente la quito y pongo lza que luego pienso que es la corrrecta , y como dije en el anterior párrafo, mi ides a wa es no cobrrar demadiado o algo así....

Uff, mejor me voy a dormir, esto está peor que hace unos días.... pweo se que puedo llegar a algun lacon con lo que he escuchado, si el asunto se aclaga dw una vez por todas. Carajo.

---

Por poco borro lo que había antes de lo que estoy escribiendo ahora. Debo confesar que justo ahora que escribo estas palabras no pienso dejar lo redactado sin corregir, al menos en cuanto a puntuación y esas cosas. Por ahora no quiero hacer ese ejercicio, a pesar de que algo bueno tenía. el poder ver qué era lo que realmente quería escribir en primer lugar. Sin arrepentimientos, sin dubitaciones. Al no corregir los gazapos tipográficos, quise asegurarme de que no cambiara una palabra de lo que primero me llegara a las manos, a los dedos. Pero, como también dije en ese pedacito de texto, hice trampa. De pronto es algo inevitable. He ahí la gran diferencia con el escribir a mano... creo que ya he hablado antes de esto, pero la cosa es que cuando uno tacha una palabra o una frase, o incluso un párrafo o una página entera, y mientras uno no deseche esa hoja escrita a mano con los errores, el error queda ahí, visible de alguna manera, así no esté visible. Lo que quiero decir es que no importa si a ese error uno le metió un muro de tinta o de corrector y ya no se ve lo que ahí decía (a pesar de que uno podría ponerse de detective y buscar la manera de descubrir, por medio de tácticas de "desencriptoloogía", lo que el autor haya considerado que no pasa ni siquiera la prueba del borrador, que no merece estar en ese primer embarque). Lo que importa es que siempre será evidente el hecho de que hubo un descontento con lo que se quería decir, un descontento que no se puede disimular... (arreglear esta idea, que se me cestá desordenando)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nos gusta que prueben algo de nuestros frutos sin más, pero nos gusta más cuando nos hacen saber si los temas están jugosos, si hay muchas pepas entre ideas, si el sabor de su lectura es bueno o si están biches o muy maduros; Así que adelante, deja tu semilla, tu esputo, tu abono o tu espalda para recostarte, lo agradeceremos y sabremos darle su buen uso.