lunes, 25 de octubre de 2010

Tengo ambre

Carajo, tengo mucha ambre. Sí, sin la hache, porque me la comí. De la purita ambre.

Se lo cuento a otros, lo pregono por ahí. Y nadie me hace caso. Pero es que nadie. Debe ser que no tienen ambre.

El problema es que en este caso se el qué, pero no el cómo. O bueno: ahora que lo pienso si se el como, sin la tilde, porque también me la acabo de comer. ¿Por qué sé que tengo mucha ambre? porque estoy que como. "vaya estúpido juego de palabras", podrán decir. Pero es que es así, y así es como lo sienten mis tripas. Tripas que, a propósito, y para no ayudarme, cada vez sienten más ambre.

En un principio pensé que sólo eran impulsos del señor Estómago. Y luego de una reflexión no muy profunda pude confirmarlo: el señor Estómago tiene ambre. Y yo con él, pues es mi señor Estómago. O sea que, si somos precisos, en este momento la necesidad es digestiva. "Es obvio, no hay que ser un genio para adivinar eso", dirán quienes no tienen la necesidad digestiva ahora. Incluso los que la tienen en el momento, si pienso un poquito más de lo que el señor Estómago me permite sin hacerme pataleos –porque en este momento el señor Estómago me está haciendo pucheros y me hala de la camisa y me dice: "Hey, vamos a comer, tú ya sabes por qué"–. Pero no necesito querer ser un genio ahora, solo soy alguien que tiene ambre. Y además, si me permito seguir con mi apreciación, luego me di cuenta de que la cosa no es sólo un asunto digestivo. ¿Como podría ser sólo algo de la digestión si dentro de lo que digo veo cosas que me provocan más ambre?

Es decir, vamos –como suelen comenzar los ibéricos sus frases, y vaya qué delicias para el señor Estómago deben de tener allá, ¿No?–, si es evidente que apenas me estoy conteniendo con estas mismas palabras. Cada vez tengo más evidencias de que todo este rollo no es solo capricho del señor Estómago. Y si todavía no es claro para quienes no tienen ambre (y no incluyo ya a los que la tengan, pues presumo en este momento están haciendo lo que debería hacer yo ahora –y es algo que el señor Estómago también me reclama–, que es comer), me he tomado la molestia de poner en cursiva cada ejemplo de mi voraz apetito indefinido y apenas contenido. Si me faltó poner en cursiva alguna, si pues me disculpan, que ya poco puedo pensar de tanta ambre. Y también me han de perdonar tanta repetición del ambre, pues han de entender también que, mientras cuento todo esto, algo he de comer...

Lo peor es que el asunto empeora. Sí, lo sé, "menuda perogrullada", dirán esta vez mis implacables jueces, que como ya he dicho pero no me canso de repetir, aún no tienen ambre –sí, aún no tienen ambre, porque desde la perspectiva del señor estómago existen dos tipos de personas en el mundo, los que tienen ambre y los que la van a tener–. Pero es que es así. Verán, por un lado ya se hace evidente que cada vez percibo una mayor necesidad de sostener lo que digo, de justificarme ante alguien. Si esto me pasa es probable que haya traspasado la cuarta paré. Y aunque pienso que existen muchos textos en el mundo que la rompen –creo que a veces es algo inevitable y hasta característico de muchos cuentos en primera persona u otros gèneros literarios, no se–, lo que infiero que sucedió aquí fue que también me comí la cuarta paré. La evidencia, como las otras pistas, la dejo también en cursiva. Evidencia que también me estoy comiendo de a pedacitos. Sí. Trocito por trocito. Sin prisa pero sin pausa. Festina Lente. Sí. Ajá. Carajo. Ahora me como las tildes. Esto cada vez va peor. Señor Estómago me lo advirtió: “Pilas que te comes las comas”. Muy tarde ya. Milagro que no me comí las comillas. Parecen dos comitas junticas. Sabrosas. Mmm. Ahora qué pasará? Carajo. La inicial interrogante. Esto no me gusta. Sabroso. Pero no me gusta.

Más bien me alejo del párrafo. Quién sabe? De pronto me lo terminaba comiendo. Con esta ambre que ya no puedo contener más de pronto algo así pasaba.

Señor Estómago me lo dijo.

Lo sé.

Mierda

Ahora el punto Mejor me alejo

Me alejo más


Y más



Y un poco mas




Rayos la tilde





Carajo las de admiracion





RECURRO A LAS MAYUSCULAS










LAS MAYUSCULAS SON EL REMPLAZO DEL GRITO










AUXILO LAS LETAS










SCRRO SÑR STOMGO










MRDA QE AMBRE










NO










N

2 comentarios:

  1. Punkzo, su estilo es bien conspicuo. Lo felicito por eso y por este texto que tiene su encanto. Se ve que es el fruto de aquellos viejos correos con finales inconclusos, que ocupaban muchos "pantallazos" hacia abajo...

    Un gran abrazo, hermano.

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  2. Me encanta que ahora tengamos en común esa sensación de "ambre"... de comida o de letras, pero algo en común en medio de las metrópolis que nos aíslan del mundo

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