viernes, 3 de julio de 2009

La trampa del lenguaje

Escribir es contar, dicen algunos versados del tema. Yo digo que escribir es crear, construir, vivir y destruir. Ya nos recordaba el psicólogo norteamericano Jerome Bruner, en su texto la fábrica de historias, la inmensa, misteriosa, enigmática capacidad que tiene la palabra sobre los seres humanos; un poder que trasciende el de cualquier arma jamás creada por el hombre. Esa es la consigna que nos entrega Bruner en su texto, que no es más que la agradable noticia para unos, y preocupante realidad para la mayoría, de que cada intercambio de palabras con el otro es un continuo hacer y deshacer nuestra propia existencia: es una variación, transformación y omisión de palabras que van moldeando nuestra historia. Cada vez que la narramos se desvanece o enriquece de matices llenos de significado, de necesidad de ser escuchados, tenidos en cuenta y lograr una transversalidad en el oyente. ¿Cómo podría entonces el lenguaje oral o escrito ser tan solo escribir o contar?
Este blog inicia con la idea de escribir por escribir, o como diría Frailejón Desnudo, de "calentar la mano". Pero cada palabra trascenderá ese propósito hacia la construcción de un texto poético, periodístico, científico... y porqué no, de basura. El tiempo se encargara de mostrarnos qué tan jugosos y dulces son estos primeros frutos del durazno rojo que llamamos vida.

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