sábado, 31 de agosto de 2013

Quejas

Va a sonar a lo de siempre, pero ayer tenía una idea de lo que quería escribir para el blog. Tenía muchas cosas para decir pero como ya era muy tarde y mis papás se habrían inquietado si siguiera trasnochando, no bajé a teclear y publicar antes de que el cerebro se me comiera casi todo. Solo me queda un fragmento, una versión muy devastada de lo que quería decir; acaso no era nada importante. 

Sí, no se... ¿Qué cosa importante tengo para decir con todo lo que está pasando? El paro, la avanzada minera, la crisis, el desempleo, todas esas vainas. Y frente a eso sería algo irresponsable dedicarme a hablar de mí, de que me compré esto, de que no hice esto, de que por la noche me siento de muy bajos ánimos y esas cosas. O al menos siento eso, a veces lo siento así.

- Entonces deje de pendejear y dedíquese al periodismo, denuncie todos esos hechos, haga algo por su país y deje de quejarse.

Sí, podría ser. Pero no... tampoco sabría qué decir... si lo hiciera me llegaría pronto la impotencia más grande, de saber que mi esfuerzo no va a recibir eco, de que no va a cambiar nada si denuncio o no, a juzgar por las miles de denuncias que se hacen a diario por las atrocidades más grandes: ¿han hecho algo para cambiar? Poco o nada, así es...

- Eso no es tan cierto. Si la gente se hubiera quedado callada cuando los conflictos en Egipto o Siria, hubiera sido lamentable. Y sin embargo y a pesar de la situación adversa, se logró hacer algo, o al menos toda la injusticia no quedó totalmente impune. Sencillamente son ganas suyas de llorar, y nada más. 

Bueno, sí, también. Pero está el otro detalle, el que me parece más terrible, más de burgués si quiere: de repente me comienza a dar un desgano tremendo hacia lo que escribo, me aburre.

- Ah, ahí sí se jodió. Qué tristeza, que vergüenza hablar con usted. De repente también me comienza a dar un desgano tremennndo hacia lo que dice usted. Bah.

NO, espere, hablemos...

- Bah.

Espere, espere... tampoco es para tanto... además no le creo de a mucho...

- Uhmmm...


Ese gesto lo hago yo.

- Yo también lo hago, y no veo problema en que también lo haga usted. ¿Por qué es un problema para usted?

Yo no dije eso, no me incomoda que lo haga, solo mencioné que yo también tengo ese gesto, al menos por escrito.

- Entiendo... pero da igual, a sabiendas de mi naturaleza da lo mismo que tenga los mismos gestos o expresiones que usted. Además, no me parece que quiera cambiarme el tema. Estábamos en su perorata aburridora sobre el no saber de qué escribir, y que si no escribe cosas comprometidas con la realidad actual entonces no vale y que es un burguesito que se siente culpable de no hacer nada y sigue sin hacer nada y toda esa mierrrrrrda de la que tanto se queja. Y como estoy medio harto le voy a decir esto de una vez: como no quiere dedicarse al periodismo o dice que pierde el interés en esos temas, entonces ¡DEJE DE UNA VEZ DE QUEJARSE DE ESO! hable de lo que se le de la gana y listo. De qué le sirve tanto pregonar que debería escribir sobre temas urgentes si sabe que no lo va a hacer, o al menos no por aquí. Es botar corriente para nada, sin sentido. Qué le va a hacer si trata de meterse con temas comprometidos y no le sale. De pronto está mal, de pronto no, pero ir y venir sin sentido sobre el tema no sirve de nada, solo para cansarse y para que yo me harte de ver lo mismo.

Uhmmm...


- Usted lo sabe: uno escribe no de lo que quiere, sino de lo que puede. DE LO QUE PUEDE. Es solo cuestión de que en lugar de que se queje de lo que no puede ni quiere hacer, haga lo que pueda, así no sirva de nada. Acciones, muchacho, acciones: hay mucho por hacer allá afuera. Aquí también. Pero no se mate la cabeza ni se eche culpas burguesas, que así sean válidas de nada le sirve. Lo único que sí le sirve es comprender, de una vez, que tiene que buscarse primero, saber qué es lo que hay adentro de usted. De adentro hacia afuera, hombre. Si va a escribir comprometido, comprométase con usted mismo. Eso desde ya será mucho. Lugar común lo que digo, tal vez, me importa un pedazo de carajo, es lo que tenemos. Además de que es lo más necesario de entender ahora, y quizá siempre. Así pienso yo y así piensa usted, pero veo que es necesario que le recuerde cosas que ya sabe, porque parece que las negara a cada rato. ¿ENTENDIDO? ¿ENNTENNDIIIDOOO?







Sï, vale. Dejo tanta queja. Tiene razón, no sirvo por ahora para esos temas, o no sirvo si me obligo. Ademas de que no se de qué hablar cuando entro a esos terrenos...



- Bueno, bueno, ya, que me canso. Basta.

Vale, pero basta usted también, bueno el sermón y todo pero ya se excede...

- Bah. Yo sabré cuándo me excedo, y esta vez no es así, no sea flojo. ¡Había que sacudirlo de alguna manera! Carajo, terco como una mula es usted. Y mire, me hizo usar esa muletilla.

¿Cuál muletilla?

- Pues la de carajo. La usamos mucho, abusamos de esa palabra, la tenemos más gastada que los zapatos de su hermano.

¿Y eso qué? ¿Cómo viene eso al caso?

- Es cierto, ¿eso qué viene al caso? ¿Qué pasa con los zapatos del hermano de éste?

- Era solo por poner un ejemplo, una especie de metáfora o algo así. Y bueno, ¿qué hace metiendo la cucharada? ¿Hace cuánto nos espía?

- Desde siempre, muchachos, desde siempre. Solo que me daba pereza intervenir, hasta ahora, que no aguanté y me metí y ya. Qué, ¿algún problema?

- Uhmmmm... pues la verdad no, no se porqué pero no me molesta. En realidad pocas cosas nos molestan de nosotros "tres"... bueno, aparte de la quejadera de este loco.

Sí, ya se, deje el tema, que como con la muletilla, ya está muy gastado...

- Pues pareciera que no pensara eso. Le encanta quejarse. Como una afición, un jobi.

- Sí, es cierto, es cierto, es un quejador casi profesional...

- Sí, es un quejonero, un quejista, un quejerólogo...

- Yo creo que éste formaría una sociedad de quejones pero no lo ha hecho porque se queja de lo complicado que sería.

- Seeeiii, se queja hasta de que se queja mucho. Es un quejoso circular.

- De acuerdo, de acuerdo... espérese y verá que se va a quejar de lo que le estamos diciendo, pérese y verá...

- Jojojou, está que no aguanta más, se le va a reventar una vena de tanto aguantar las ganas de quejarse... es como si lo estuviera viendo, ya casi, ya casi...

- Contemos, contemos... se le va a reventar en cincooo...

- Cuatrooo...

- Treee...

- Doooo...



Ah, par de mamones.



- ¡Y se le reventó!
- ¡Y se le reventó!
- ¡Buenísimo, ja ja ja, je je je!
- ¡Somos profetas, somo profetas!

Uhmmm... menos mal esto es un blog... ojalá sea como dicen, que ya no los leen... porque encontrarse con esto...

- ¡Sí, cómo no! ¡A usted le gusta que lo lean, y le comenten, y lo tengan en cuenta!

- ¡Sí, no se haga el que no le interesa, muchachito!

- ¡Ja ja ja ja, ja!

- ¡Ja ja, ja, ja, y ja!



Bueno, ya.

Je je.

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