domingo, 20 de diciembre de 2009

Nostalgias 1

Casi desde que tengo uso de razón recuerdo haber jugado videojuegos. Todo empezó en una noche donde mientras mi familia salía a comer en un restaurante de la ciudad, yo me quedaba con mi tío probando la última y maravillosa consola del momento: el Nintendo, conocido por estos lados como “family”. Para ese entonces todavía se hablaba del terrible daño que ocasionaba la instalación de una consola en los televisores, por lo cual poco podía jugarla. Pero esa noche todo era magico,como todos iban a salían a comer los ánimos de la familia se encontraban elevados y logre el permiso para instalar el rectangular aparato blanco y disfrutar con su multitud de juegos incorporados. Esa noche se instalaron en mi mente personajes diversos y pintorescos, como un pequeño fontanero italiano y su hermano que comían hongos mientras limpiaban cañerías, un pequeño animalito (que en ese entonces tome como búho)que explotaba con enormes bolas negras todo a su paso mientras buscaba escapar de inmensos escenarios plagados de gelatinosos fantasmas amarillos, una extraña criatura que comía galletas mientras derrotaba fantasmas, pero esta vez de colores, en fin, un sin número de mundos se instalaron en mi cabeza para siempre, esos grandes personajes, que para entonces no se sospechaba, llegarían a ser insignias de grandes empresas a nivel mundial.

Hoy en día, el mundo ha acogido a los videojuegos con seriedad. La industria de los videojuegos se ha posicionada y ha llegado a ser la segunda más productiva del mundo después del cine, eso ha hecho que sea mucho más sencillo encontrar, dentro de los “electrodomésticos de la familia promedio ” una consola. Este es un momento en el que muchas personas han logrado entender que los videojuegos y con ello implícito el jugar, ya no sea exclusivo de los niños, como tantas veces no lo dijeron. Sin embargo la lucha por la inclusión del juego como parte del desarrollo holístico de las personas todavía continua.

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