jueves, 21 de marzo de 2013

21 de Marzo día de la poesía


Si bien no soy muy fanático de celebrar en días específicos lo que se podría celebrarse todos los días (solo por convicción personal), me uno a celebrar el día de la poesía, porque se lo merece, porque a mi me salvó la vida y siento que debo dejar testimonio de ello, porque la poesía es salvación, es esperanza, es belleza; porque la palabra es un regalo(a veces maldición) del universo exclusivo  para los hombres.

Siempre se ha hablado de la inutilidad de la poesía, y de hecho la tiene para el mundo moderno donde todo se valora desde la productividad, desde ahí tienen razón; la poesía es la más inútil y pobre de todas las artes. Sin embargo, esto no quiere decir que la poesía carezca de utilidad, que no tenga en su haber el pecho de muchas almas que han encontrado el sentido y la belleza, que a veces parece inexistente en el mundo, frente a su mirada: mirada insolente, mirada descarnada, mirada invisible que teje el destino de todos los hombres.

Si, la poesía tiene mala fama, es inútil, en muchos casos difícil y además cursi, evoca tiempos de  viejos de los cuales ya nadie quiere acordarse, nadie en este mundo capitalista quiere salvarse, porque nos han obligado a creer, y lo triste es que nos han obliga y no nos damos cuenta, que la felicidad, que el bienestar, se encuentra en tener plata, en tener una linda casa y llenarla con cosas que son más inútiles que la poesía, que para quién saben cortejarla es la única carta de salvación, la única que te acompaña hasta la muerte, la única que puede acercarnos a nuestros amigos, a los  muertos y a los pájaros; la poesía es la única que puede transformar nuestras almas y hacernos soñar con que un mundo mejor es posible. Pero de eso nadie se da cuenta, porque los poetas son viejos ridículos y borrachos que nadie escucha y menos se explican como publican libros si no tienen lectores y mucho menos  lindos autos de los cuales bajarse a firmar autógrafos en las puertas de los centros comerciales. Si, todos ustedes tienen razón, aun así la poesía y los poetas siguen sosteniendo al mundo en secreto desde pequeñas habitaciones.

Comparto con ustedes uno de esos muros invisibles que solo se divisan desde la profundidad del alma:

Cuando Todos se Vayan
(Jorge Teillier)
Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.

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