lunes, 11 de marzo de 2013

Más feo que el silencio o al menos menos bello


Vuelvo otra vez a lo mismo: ganas de escribir, pero sin tener ni la más mínima idea de qué quiero escribir, sobre qué, sobre quién incluso.Es algo que tiene que estar, incluso en la forma d la partícula más diminuta, porque es un punto de partida necesario; no importa si luego no se sabe a dónde se va, no importa el derrotero, siempre y cuando se comience, se de el primer teclazo, se tenga una idea apenas audible pero presente que de inicio a la escritura. En este caso, como dije al principio, vuelvo a lo mismo: a escribir sobre el hecho de que no sé qué escribir. Creo que es la tercera o cuarta vez que me pasa en los últimos días, o semanas, no me acuerdo. Puede que no sea nada, pero para mí es mucho, considerando que no he escrito casi nada en meses. Bueno, la verdad esto es nada. Nada es nada. Bah, me fui al carajo ya. Hora de divagar… mucho más.


- ¿Qué quiere usted decir?

- ¿Decir con qué?

- Con que es hora de divagar mucho más, así, con los puntos suspensivos.

- Pues de que he comenzado divagando y de que, pese a la futilidad del asunto, más vale divagar más, con tal de escribir.

- Sí, bueno, pero ¿para qué hace lo posible por escribir?

- Para no callarme, loco, para no quedarme en silencio.

- Pero si como dice el dicho, si no tienes nada más bello para decir que el silencio, mejor no digas nada, ¿no sería más adecuado callar? ¿No sería más bello?

- Quizá sí, pero es que yo soy feo y terco.

- ¿Y eso qué?

- Pues que mis palabras son feas y tercas. 

- Tampoco se de tanto látigo...

- No, no es que sea algo malo o algo que no me agrade... la cosa es que se, o más bien tengo la fuerte impresión de que lo que estoy escribiendo ahora no es más bello que el silencio, y más aun, que tiende mucho hacia lo contrario. Y como soy terco prefiero llenarme de fealdad, que al menos es acción, a ser bello y quedarme quieto. Entonces, como lo más adecuado es callarse, busco hacer lo contrario.

- Ah, veo… así es usted, imagino que irá a decir.

- Si, así soy, quizá la razón sea más compleja, espero que lo sea, pero sí, así soy. ¿Cómo supo que yo iba a decir eso?

- Simple. Usted escribe ambos diálogos. En algún momento tenía que ponerse de acuerdo para acabar con esta vaina e irse a dormir.

- Sí, tiene razón, no me esforcé demasiado esta vez por hacer dos voces o al menos dos modos distintos de mí que pudieran separarse y establecer diálogos. Quizá es capricho. Quizá se me acabó la energía o el interés y preferí no meter misterios bobos, ir al grano y cerrar esto de una.

- Entonces estamos de acuerdo…

- Sí, estamos de acuerdo, por más raro que suene ese estamos. Ahora, la cosa es tratar de lograr un punto de conclusión, para que esto no quede como en las nubes. ¿Qué propone?

- Uhmmmm…

- ¿Uhmmmm qué?

- Espere. Uhmmmm…

- Uhmmmm… espero…

- Ya. Sencillo. Con esto logré mi cometido.

- ¿Con qué?

- Pues con toda esta perorata. Ponga cuidado, está como elevado.

- Lo siento, debe ser el sueño.

- Entonces es hora de ir a dormir, ya la hora de divagar pasó.

- Entiendo… qué bien, no hablé de nada, ¡qué extraño orgullo…!

- Tampoco es que no haya hablado de nada. Mire, habló de…

- Sí, ya se, un par de temas, como el volver a usar formas desesperadas de iniciar la escritura, que más vale escribir por escribir que dejar de hacerlo, aun cuando el hecho mismo de escribir por escribir sea algo inútil y que no lleve a ningún  lado, o que no aporte nada a algo más serio, pues de todos modos el texto queda, se puede revisar, se pueden encontrar pequeños rastros de luz entre tanta mugre, y que eso vale en cuanto a que por más distraída que haya sido la escritura, fue trabajo hecho, fue materia prima que fue creada a partir de lo mejor y lo peor, lo más precioso y lo más flojo de mí, que existe al menos como idea puesta en palabras y no como idea flotante, sin asidero… y que no existiría y no habría nada que comenzar a explotar si no se hubiera escrito por escribir… y por eso no fue un trabajo en vano.

- Uy. No se si habló de tooodo eso antes, pero…

- Qué importa. La tarea está hecha. Vámonos a dormir, ¿Sí?

- Vale, no hay problema, pero usted se queda aquí.

- Bueno. ¡Hasta pronto, muchacho!

- ¿Así, sin chistar?

- Sí, no me importa. Total, a la próxima se queda usted, así que ojo.

- ¡!

1 comentario:

  1. Es natural que este texto me recuerde a mi cuento "Sandía Escondida", sólo que muchísimo más brillante. ¿Será un estilo de escritura, viejo o nuevo?
    ¡Muy bueno, hemanito!

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